Psicología

¿Por qué hay que aprender a «dejar ir» a las personas?

Muchas veces, lo más sano es hablar con las personas que no nos hacen sentir bien, aunque les tengamos mucho cariño

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27/12/2020
Actualizado 30/12/2020 a las 14:40h.

Muchas personas encuentran difícil dejar de anteponer las necesidades de los demás, y mirar por ellos mismos. Y en el camino, se ven envueltos en relaciones y dinámicas en las que tienen contacto con personas que, en general, no les aportan cosas buenas. «Dejar ... ir» a una persona , como si se tratara de Marie Kondo despidiéndose de aquellos objetos que no aportan felicidad, es muy difícil. Pero hay veces en las que algunos amigos, nuestra pareja, o incluso algunos familiares, lo único que hacen es conseguir que nos sintamos mal, incluso sin ser conscientes de ello.

Miedo a los cambios

Nadia del Real, psicóloga de Centro Tap, explica que, por lo general, sentimos miedo a los cambios y tenemos la necesidad de permanecer en aquellas relaciones conocidas y por tanto estables. «Eso hace que nos cueste pararnos y tomar decisiones acerca de si esa relación es realmente es lo que queremos, lo que nos hace felices o lo que necesitamos», dice. Cuando una relación de cualquier tipo comienza, tiene unos beneficios para nosotros y, con el tiempo, estos pueden dejar de existir. Puede que entonces, nos quedemos anclados en esa idea inicial, sin reparar en que la dinámica ya no es la misma. «Perseguimos la coherencia; resulta difícil darnos cuenta de qué hemos cambiado o esa persona ha cambiado y que aquello por lo que una vez apostamos ahora no nos está haciendo bien», añade.

Puede que nos sea complicado identificar a las personas de nuestro alrededor que tienen un «impacto negativo» en nosotros. «Es importante hacer balance y evaluar cómo nos sentimos cuando estamos con ciertas personas , cómo nos quedamos después de haber pasado tiempo con ellas y también identificar cómo nos hacen sentir posibles comentarios, opiniones, críticas o consejos que vienen de su parte», apunta la psicóloga.

Por otro lado, existe la posibilidad de que esa persona no tenga la intención de dañarnos, pero la forma en la que se dirige a nosotros, o su propia personalidad no es lo que necesitamos. «Es difícil, pero también es muy necesario valorar cuando alguien no nos aporta emociones agradables, no nos sentir bien, nos "quita energía" y no nos sentimos escuchados ni entendidos», amplía Nadia del Real.

¿Y si somos nosotros los que hacemos daño a alguien?

Comenta Nadia del real, psicóloga de Centro TAP que, en el ejercicio de valorar las necesidades y expectativas de cada miembro de una relación (de pareja, de amistad, familiar...) es importante valorar cuando es la otra persona la que quizá espera algo de nosotros que no sabemos -o no podemos- darle . «Cuando somos conscientes de que nuestras perspectivas no son las mismas, que estamos en fases diferentes de la relación o simplemente tenemos expectativas diferentes, quizá lo más sensato es plantear que cada uno tome la dirección que considere», dice.

Indica, además, que la comunicación es esencial en este tipo de decisiones. «Por eso lo más indicado, si de verdad pensamos que estamos causando un daño, es abordarlo para explorar como se siente la persona implicada y que intención tiene ella al respecto», comenta.

Si hemos llegado al punto en el que queremos dejar a alguien atrás, nos encontramos en una situación en la teníamos una relación afectiva, y en la que a lo largo del tiempo se han generado emociones y sentimientos importantes. Por ello, esta «ruptura» puede causarnos tristeza, ambivalencia, soledad o vacío emocional . Por otra parte, comenta la psicóloga que también se pueden experimentar sentimientos de alivio, bienestar y liberación, dependiendo del rumbo que estuviera tomando nuestra relación y del punto en el que nos encontremos. «Lo que es evidente es que supone un cambio en nuestras vidas y por tanto pasaremos por diferentes estados de ánimo», añade la profesional, que explica que, lo importante en esta situación concreta, es estar seguro de la decisión tomada. «Es importante pensar en uno mismo, en nuestro bienestar y por tanto, seguir adelante con la decisión, siendo conscientes de los cambios emocionales que supondrá», dice.

¿Y si nos arrepentimos?

Por último, Nadia del Real habla sobre la situación en la que, tras la «ruptura», echemos de menos a esa persona. Lo primero que apunta es que es muy importante entender que «todos tenemos derecho a cambiar de opinión y a equivocarnos». «Partiendo de esa base, y tratándose de relaciones que ya han tenido lugar, es indispensable reflexionar acerca de nuestras emociones », comenta y concluye: «Hay que pensar bien si se trata de nostalgia por sentir la soledad, o si de verdad se trata de esa persona y por tanto estamos decididos a dar un paso para retomar la relación».