«La alegría también necesita un entrenamiento»

Este sentimiento, que parece haberse esfumado para gran parte de las sociedad especialmente después de la pandemia por Covid, ha llevado a la doctora María Inés López-Ibor, una de las psiquiatras más reconocidas y prestigiosas de nuestro país, a escribir 'En busca de la alegría', un libro vitalista, positivo y esperanzador en el que nos proporciona las respuestas a estas y a muchas más preguntas fundamentales que nos ayudarán a lograr el bienestar interior y una salud metal plena. Con prácticos ejemplos y en un tono muy didáctico, apunta las claves para sentir la alegría en diferentes situaciones —incluso en las más complicadas—, para experimentarla como una vivencia y no como un sentimiento, para combatir el estrés, para reforzar nuestro sistema inmunitario y para tomar las mejores decisiones, ya que la alegría potencia nuestra flexibilidad cognitiva y nos permite encontrar soluciones más creativas e innovadoras.

¿Cada vez se nos enseña menos a ser alegres?

Se nos enseña menos o prestamos menos atención a gestionar nuestras emociones. La alegría es una de ellas. Podríamos decir que dedicamos poco tiempo a formar nuestros sentimientos.

Siempre se ha dicho que la alegría atrae cosas buenas... ¿Es eso cierto? Aquello de que si sonríes al espejo él te devuelve la sonrisa...

Hay algún estudio que demuestra que cuando alguien tiene más tendencia a la alegría tiene mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida. Cuando se está alegre esto llega a todos los puntos de nuestro cuerpo, es decir, incluso el organismo se encuentra mejor, así que sí se puede decir que nos beneficia.

¿Y lo de que las personas alegres están rodeadas de muchas personas que quieren contagiarse de ese sentimiento?

Cuando alguien está en un ambiente optimista se va a encontrar bien y muchas personas que lo están pasando mal se rodean de personas más positivas porque puede ayudarles también a sentirse mejor.

Muchas veces las circunstancias no acompañan y no nos apetece reírnos. ¿Debemos darnos tiempo?

Eso es fundamental. A lo largo de nuestra vida vamos a vivir momentos en los que no vamos a estar bien. Estaremos tristes, desganados... Hay que entender que la tristeza no es mala porque esta nos indica que estamos viviendo una situación que nos daña por algo que nos importaba de verdad. Es importante hacer duelos, y estos requieren de cierto tiempo, es decir, lleva un proceso.

Es conveniente reflexionar sobre ese acontecimiento que nos tiene tristes y entender y hacer que no puede convertirse en lo único que tengamos en cuenta en nuestra vida porque seguro que hay otras cosas que son buenas y a las que no les prestamos atención. Tenemos salud, tenemos amigos, así que no perdamos la perspectiva.

Está muy extendido el juego de anotar mentalmente tres sucesos positivos que nos han ocurrido a lo largo del día. ¿Realmente funciona?

Funciona mucho. Es verdad que cuando algo nos preocupa ocupa mucho de nuestro tiempo y le damos muchas vueltas, lo que hace que perdamos pequeños detalles de nuestro día a día que nos hacen felices, así que hacer esto cada noche puede hacernos ver realmente la realidad y creo realmente que funciona.

¿Sería el primer paso para intentar ver el mundo como un lugar mejor?

La alegría también necesita de entrenamiento y conseguir que algo se convierta en un hábito lleva varias semanas, pero hay que potenciar hábitos que nos hagan sentir bien.

En la pandemia dar un paseo era un lujo y ahora lo valoramos un montón porque volvemos a dar importancia a este pequeño gesto. La gente ahora valora ese ratito de salir a la calle y disfrutar del paseo. Antes esto no era importante porque se daba por hecho en nuestras vidas. Además, la alegría se puede entrenar buscando cosas positivas de lo que nos ocurre. Se puede entrenar la generosidad, fortaleza, templanza…

Nuestros rasgos de la personalidad nos definen, y hay personas que tienden a sentir constantemente melancolía, dándole más vueltas a todo y tomando decisiones complejas. Digamos que son más pesimistas. No obstante, esto podemos modularlo dedicándonos un poco de tiempo y analizándonos a nosotros mismos para interpretar lo que te sucede. Hay que tratar de analizar por qué tú lo ves de una manera y escuchar a otras personas que no lo ven del mismo modo.

¿Cómo afecta el estrés a nuestra vida cotidiana?

El estrés es un estado de tensión entre lo que sucede y como lo percibimos nosotros. La ansiedad es la respuesta al estrés, que se manifiesta físicamente (como por ejemplo la dificultad respiratoria) y psicológicamente. El estrés nos dificulta, por ejemplo, a la hora de tomar decisiones.

¿Es el estrés el problema psicológico más extendido en estos momentos?

Diría que la ansiedad porque estamos viviendo algo que no esperábamos y nos ha desbordado. Sin embargo, no es del todo mala porque nos permite manejarnos ante todo lo que nos sucede. Cuando esta se convierte en un síntoma que provoca mucho sufrimiento sí que hay que pararla. La pandemia y la situación de incertidumbre del mundo, como la guerra y las consecuencias económicas o sociales que la están provocando a gran escala.

¿Qué opina de que en redes sociales uno solo vea alegría y buen rollo?

Solo vamos a querer contar la parte buena y eso puede hacer que en las redes sociales nos comparemos con los demás y sus vidas. En adolescentes sobre todo les puede condicionar. En fundamental ver estas fotos y vídeos con objetividad; en Internet hay demasiada información y opiniones personales y hay que saber usarlo con seriedad sin creerse todo lo que se ve ni querer ser como los demás. Somos seres individuales, con nuestras virtudes y nuestros defectos, cada ser es único.

María Inés López-Ibor Alcocer es catedrática de Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid, vicepresidenta segunda de la Fundación Ortega-Marañón, presidenta de la Fundación Juan José López Ibor y académica correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina y de la Real Academia de Doctores de España. Cuenta con una dilatada experiencia en el ámbito clínico, particularmente en los trastornos de ansiedad y depresivos y en los derivados del consumo de sustancias. Durante los últimos años ha sido también directora médica de la Clínica López-Ibor. Ha publicado más de noventa artículos científicos en diferentes revistas, además de escribir nueve libros. Asimismo, ha participado como investigadora responsable o coinvestigadora en quince proyectos nacionales e internacionales y ha realizado más de cien presentación.