Viñuelas, una majestuosa fortaleza oculta en el norte de Madrid
Esta propiedad del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares en la que hoy día se celebran eventos privados y jornadas de caza fue pasando, durante siglos, por las manos de numerosos monarcas y célebres figuras que ayudaron a dotarla de su esplendor actual
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Situado al norte de la ciudad de Madrid e integrado desde 1985 en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares -el espacio natural protegido de mayor superficie de la región-, está el Soto de Viñuelas, una finca de 3.028 hectáreas –rodeada por un muro perimetral de piedra de 42 kilómetros– que posee grandes valores paisajísticos, artísticos y medioambientales. La propiedad está atravesada por tres arroyos: Viñuelas, La Parrilla y Valdelamasa y la vegetación que conforma su estampa está presidida por fresnedas y encinares adehesados. Posee también una importante fauna avícola, con ejemplares de águila imperial, águila calzada, milano negro y milano real, entre otros.

Historia de la propiedad
La historia de estas tierras y la de la fortaleza que en ellas se eleva van de la mano, la cual se podría decir que es tan extensa como lo son sus dominios. La finca perteneció al señorío del Real de Manzanares, propiedad de la Casa de Mendoza desde su constitución en el siglo XII y las primeras referencias del castillo se sitúan en 1285, tras una donación del rey Sancho IV de Castilla. Durante años fueron pasando de mano en mano entre nobles y reyes de la monarquía española quienes, además, irían remodelando y engrandeciendo la edificación. En el siglo XVI, el emperador Carlos I de España y V de Alemania era su propietario, pero con el objetivo de recaudar dinero para la corona se las vendió a Arias Pardo de Saavedra, mariscal de Castilla, por 42 cuentos y 24.572 maravedíes, más de 3.000 de renta anual y siete corderos al año. Posteriormente, Cristóbal de Alvarado Bracamonte compró la finca y en 1697 se la cedió a su sobrina, la marquesa de La Breña y Mejorada del Campo, quien mandó construir las cuatro torres angulares. Por aquel entonces, Felipe V visitó en varias ocasiones la finca cuando practicaba la montería por la zona y fueron precisamente sus buenas condiciones para la cinegética lo que impulsó a Fernando VI a adquirir la propiedad para incorporarla a El Pardo.

Por su parte, Carlos III transformó profundamente la finca y la dotó de nuevas construcciones como caballerizas, casas de servicio y puentes. El proyecto también incluía la ampliación de algunas crujías y la coronación de las torres con cúpulas, pero solo se realizó, en colaboración con los maestros del Real Sitio, lo segundo. En 1870 el financiero José Campo se hizo con la propiedad y al ver el mal estado del castillo decidió acometer las obras necesarias para devolverle su antiguo esplendor de fortaleza. Durante su estancia, los cuatro torreones fueron reconstruidos y rematados con almenas y el interior adquirió un aspecto más lujoso con muebles artesanales, entre otras cosas.
En 1895, el Duque del Infantado le compró las tierras al heredero de Campo. Como gran aficionado al arte que era solicitó al arquitecto Vicente Lampérez que transformara la fortaleza en un palacio digno de albergar sus colecciones. La reforma, que se terminó en 1921, incluyó la incorporación de dos cuerpos laterales al edificio, la redecoración exterior del mismo en un estilo neogótico, así como la del interior, donde se creó un salón gótico.

En 1939, el arquitecto Diego Méndez se encargó de adaptar el castillo para convertirlo en la residencia de Francisco Franco, quien la ocupó mientras se acondicionaba el Palacio Real de El Pardo. Tras esto, la finca pasó por varias manos privadas como el Banco Santander, la familia Urquijo o la familia Colomer. El Ayuntamiento de Madrid intentó comprarla en 2001, pero la operación no llegó a buen puerto. Actualmente, es propiedad de una sociedad privada que organiza eventos y actividades de caza.
Sobre el castillo
La fortaleza tiene una altura de tres plantas, salvo las torres que se elevan a cuatro. Es en su cara norte donde se pueden apreciar los mayores detalles artísticos y ornamentales, como un escudo, un balcón corrido en la primera planta que está apoyado sobre columnas que conforman un pórtico y dos garitas rematadas por chapiteles. Por su parte, los áticos se ven coronados por cresterías y gárgolas góticas, mientras que los muros muestran hornacinas con estatuaria y ornamentos que proceden del templo de San Francisco, en la villa segoviana de Cuéllar.

En su interior, hoy techado por crucerías nervadas, destaca la Sala de Armas, un espacio presidido por una imponente chimenea francesa de piedra con un escudo tallado y decorado con retratos de antiguos residentes de Viñuelas y lámparas de araña.
Actividades y eventos
Ya desde sus inicios, estas tierras eran el punto de encuentro de nobles y reyes apasionados de la cinegética, por lo que no es de extrañar que el coto de caza de Soto de Viñuelas se haya convertido en la actualidad en uno de los grandes referentes del calendario montero. Los grandes protagonistas son el venado y el gamo, por su calidad y cantidad, pero no son los únicos ejemplares que se pueden encontrar. Su orografía, compuesta por encinas, fresnedas, jarales y zonas de labor con unas dehesas y barrancos de innegable belleza, es perfecta para la caza de la perdiz en ojeo. También son muy solicitadas las jornadas de caza en mano con perro, una experiencia que se disfruta en primera persona batiendo el campo y levantando los pájaros que le vaya marcando el perro a sus pies.

Por otro lado, Viñuelas está acondicionado para acoger bodas, fiestas, reuniones de empresas, convenciones y cursos de formación que se gestionan a través del grupo Life Gourmet. Disponen de tres zonas diferenciadas: el castillo, que cuenta con una gran variedad de salones y jardines, el pabellón de caza, de estilo rústico y amplios salones con grandes cúpulas de ladrillo que puede acoger unas 600 personas, y el pabellón de Fuente Tena, que ofrece un gran salón, dos jardines, un patio acristalado con magnífica iluminación, un invernadero, terrazas exteriores, varias salas funcionales y un auditorio para 200 personas.
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Así mismo, también se realizan otros eventos como conciertos de Candlelight que permiten a todo el mundo acercarse a conocer esta joya arquitectónica.
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