Diez planes en España fáciles, baratos y naturales para estas vacaciones
Playas en Cabo de Gata, pueblos en La Rioja o Soria, naturaleza en los Pirineos o Asturias, gastronomía en Huelva... Estas ideas invitan a soñar con un verano muy anhelado
Doce destinos de España con buenas razones para volver a viajar este año
Mar Ramírez
El verano más deseado ya está aquí. Esta semana comienza la primera salida mayoritaria, los que tienen sus vacaciones en la primera quincena de julio. España seguirá siendo este verano el destino principal. En este artículos proponemos diez destinos sencillos en los que reencontrarnos con ... rutas verdes, la calma de entornos rurales, las aguas transparentes y el ritmo pausado de una tarde veraniega.
Cabo de Gata (Almería)
Respira hondo y sumérgete: el buceo es bueno para la salud mental. Pasar tiempo cerca o bajo el agua contribuye a la felicidad y, a orillas del Mediterráneo, la costa volcánica del Cabo de Gata es un escenario perfecto para una primera inmersión. Inhala, escucha el sonido de tu respiración y admira las extensas praderas de posidonia, la planta acuática que indica la excelencia ambiental del parque marítimo-terrestre además de proteger la línea de costa. En tierra explora pintorescos rincones urbanos como San José o las salinas de Cabo de Gata, entre San Miguel y la Almadraba de Monteleva, con las numerosas aves que las frecuentan. Imprescindible el atardecer desde el faro de Cabo de Gata sobre el Arrecife de las Sirenas, así llamado por los gritos de las numerosas focas monje que lo habitaron, que evocaban a seres tan legendarios.
No olvides: en verano, el acceso a playas como la de Genoveses o la de Mónsul, con su Gran Duna, está cerrado a vehículos privados en las horas centrales. Se puede llegar a pie, en bici o en transporte público.
Valle de Ocón (La Rioja)
Sentirte en plena Toscana es posible en este valle riojano donde los campos de cereal, almendros, olivos y nogales extienden un largo manto de bienvenida en sus perfiles alomados de ambiente rural. Los viñedos granan su fruto al paso de los largos días del estío. Con el frescor de la tarde se animan las plazas de sus pequeños pueblos -subrayados por notables iglesias- como Santa Lucía, Los Molinos, Pipaona, Aldealobos, Las Ruedas o La Villa. Su molino de viento es único en el norte español y el paraje más famoso del valle. Con su muro en piedra y enormes aspas, es el único testigo en pie, aunque restaurado, de los muchos que hubo.
No olvides: visitar la vieja almazara de Aldealobos, ascender al castillo de Ausejo y recorrer las sendas entre encinas y robles de la Sierra de La Hez. Al caer noche brilla el cielo estrellado en esta Reserva Starlight.
Santa Cruz de La Palma (La Palma, islas Canarias)
La capital palmera, Santa Cruz de La Palma, asoma colorista con su fachada marítima cara al océano y asentada sobre el anfiteatro de roca de un antiguo cráter. Al oriente, donde creció su puerto, el que le dio prosperidad atlántica, miran también sus calles, que llegan hasta la orilla del mar. Incluso con playa urbana, los Cancajos, con Bandera Azul, es el entorno de ciudad sin estrés perfecto desde el que planear excursiones por la abrupta isla convertida en Reserva de la Biosfera, con parajes tan exuberantes como el barranco del Cubo de la Galga.
No olvides: aunque por la situación sanitaria este año no habrá la popular Bajada de la Virgen de las Nieves -una festividad que tiene lugar cada 5 años y que fue pospuesta el año pasado-, hay que visitar el santuario donde los palmeros aborígenes ya iniciaron el culto y donde se encuentra la talla gótica de terracota de la patrona palmera.
Delta del Ebro (Tarragona)
La movilidad sostenible ya existía en el Delta del Ebro hace más de un siglo gracias a la bicicleta. Era ‘la máquina’ utilizada por los vecinos para ir a los arrozales. Hoy las carreteras y pistas conectan, pero aun así, para armonizar con un territorio que es Reserva de la Biosfera por la Unesco desde 2013, nada mejor que volver a pedalear por las rutas del Delta. Visitar una típica barraca en Sant Jaume d’Enveja convertida en museo, conocer la alianza del hombre con el Delta en el ecomuseo de Deltebre, recorrer los canales perchando una pontona -barca de pesca tradicional-, observar aves en la península del Fangar o embarcarse en la bahía de los Alfacs para visitar las mejilloneras tradicionales, como la de l’Aví Agustí, con cata de ostras incluida, son actividades ecoturísticas imprescindibles.
No olvides: recorrer las calles de Sant Carles de la Ràpita, la localidad costera que quiso convertirse en la San Petersburgo mediterránea por capricho de Carlos III.
Tierras Altas (Soria)
La trashumancia, una de las más ancestrales actividades ganaderas ibéricas, será la protagonista de este plan estival si nos apuntamos a Ovejoaventura, caminando junto a las reses que, como cada año, son trasladadas hasta los pastos de la sierra de Gredos. Un Patrimonio Cultural Inmaterial que nos acerca a la naturaleza al ritmo del ganado y que se puede disfrutar en varios días o un fin de semana, durmiendo al raso o en casa rural. Los bailes y cánticos, así como las tradiciones de los pastores alrededor de las ovejas, están entre los atractivos culturales de las Tierras Altas sorianas.
No olvides: buscar las casas blasonadas de San Pedro Manrique, seguir las huellas de dinosaurios en Santa Cruz de Yanguas o, por la senda del río Linares, descubrir lo que queda de Vea, un pueblo abandonado.
Los Ancares (León y Lugo)
En el Año Jubilar Compostelano pisamos la senda más primitiva de las vías que conducen a la tumba del Apóstol. Recorrer la sierra de Os Ancares es adentrarse en un tranquilo paisaje rural de hondos valles surcados de ríos y cascadas. Los pueblos, con sus antiguas pallozas o viviendas circulares de techo vegetal, nos trasladan al tiempo de ancestrales pobladores. Desde tierras leonesas son las pallozas de Balouta las primeras que sorprenden, así como el pueblo de Suárbol, envuelto de agua y bosques. Dejando esa hermosa vista de pueblos atrás, la senda se dirige al conjunto etnográfico de Piornedo, con sus bonitas pallozas.
No olvides: desde los puertos de Piornedo y O Portelo se aprecia un panorama de impresión de Os Ancares. Luego se pueden conocer sus valores ambientales en el Centro de Interpretación del Campo da Braña.
Aracena, Huelva
Encinas, alcornoques y castaños, junto a extensos robledales, son el panorama más verde de la sierra onubense con el mejor sabor del mundo, gracias a los cerdos ibéricos que recorren y se alimentan en sus dehesas. Callejear por sus pueblos llenos de encanto para sentir su historia es rito diario. Y organizar rutas a pie, bici, caballo o marcha nórdica por sus veredas tradicionales.
No olvides: alojarte en plena naturaleza en la Finca Montefrío, rodeados de noches estrelladas, viejas encinas y cerdos ibéricos. Así como visitar el museo del Jamón en Aracena que a su vez es Centro de Interpretación del cerdo ibérico.
Sierra del Montsec (Lérida)
El mejor mirador pirenaico del occidente leridano es una sierra para ser recorrida por agua, tierra y cielo. Un balcón calcáreo de 40 kilómetros que se levanta como una cuchilla de roca cortada por dos desfiladeros, Terradets y Mont Rebei. Un vertiginoso camino de herradura o sus aguas, en kayak o embarcación eléctrica, sirven para atravesar este último, mientras que Terradets puede ser admirado en toda su longitud desde el tren o por la carretera. Para abarcar el Montsec desde el aire aprovecha que este es un lugar fabuloso para la práctica del parapente o para los vuelos en globo.
No olvides: recorrer el valle de Àger y la tranquilidad de su vida agrícola para ascender al Centro de Observación del Universo, donde el panorama estelar se pone al alcance por estar en una Reserva Starlight.
Valles Occidentales (Huesca)
La Jacetania, entre Huesca y Zaragoza, es un buen lugar para olvidarse del estrés del año. En el parque natural de los Valles Occidentales han descubierto cómo parar el tiempo para disfrutar plenamente de la naturaleza que nos rodea. En un amplio territorio entre los Valles de Ansó y Hecho, el de Aragües del Puerto y Jasa y los de Aísa y Borau, una aplicación móvil pausa el reloj para disfrutar de esos ‘valles tranquilos’, de sus rincones naturales y la bella arquitectura pirenaica de sus pueblos.
No olvides: admirar los ibones o lagos pirenaicos como el ibón de Estanés, en Ansó; recorrer el frondoso bosque de la Selva de Oza, en el Valle de Hecho, o explorar el valioso patrimonio megalítico de los valles.
Las Ubiñas (Asturias)
Las más altas cumbres asturianas, después de Picos de Europa, se concentran en este parque natural limítrofe con tierras leonesas que posee un paisaje agreste de admirable naturaleza, entre cuya diversidad no falta el oso pardo. En esta zona central de la Cordillera Cantábrica hay cerca de 300 ejemplares. La convivencia armónica con los plantígrados se complementa con las respetuosas actividades de observación de los mismos manteniendo una distancia de 500 metros con los ejemplares salvajes.
No olvides: observar los indicios de la presencia del oso pardo como huellas o ramas rotas y cortezas de los árboles arañadas en las mismas rutas senderistas que recorres o disfrutar de la Senda del Oso, la mejor vía verde del norte peninsular para recorrer con la familia a pie o en bici.
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