Las mejores combinaciones de camisa y corbata que puedes hacer

Si esta pieza la hubiéramos escrito hace 10 años, por ejemplo, seguramente jamás hubiéramos pensado que en una selección de combinaciones de estas dos prendas icónicas del armario masculino en el último siglo incluiríamos, por ejemplo, rayas y cuadros, otrora enemigos íntimos, razón de peso para convocar a la “Policía de la moda” si lo veías en una boda o en la oficina. Y lo mismo ocurre con las camisas de rayas y las corbatas estampadas, por citar otro ejemplo.

Pero ahora estas dos opciones son perfectamente válidas en una sastrería que ha ampliado de manera sustancial sus límites; no en vano, ahora es posible ser el más moderno de la fiesta con un traje con chaqueta cruzada sin corbata, por ejemplo.

La clave para acertar es saber interpretar el contexto, entender qué pide el traje que habéis escogido y, sobre todo, saber qué mensaje se quiere dar con la combinación elegida . En función de estos factores, con cierto dominio de las texturas, la paleta de colores y el juego de estampados , se pueden conseguir looks de sastrería sobresalientes que no se parezcan en nada entre ellos.

A continuación, algunos ejemplos de nuestras combinaciones favoritas de camisa y corbata:

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Corbata especial, camisa blanca (o azul)

La camisa blanca es el salvavidas de cualquier combinación . Ya pueden decir sus críticos que parece de uniforme de camarero las veces que quieran y seguirán equivocados en su empeño por renunciar a utilizarla. Con un traje negro y una corbata lisa funcionan, también con grises y azules marinos, por supuesto, pero es que si se trata de darle protagonista a una corbata vibrante y alegre o bien a una corbata especial por la calidad de la misma tampoco hay mejor pareja de baile que la camisa blanca. No dejes de tener una siempre a mano... o en su defecto, una azul muy suave.

2

Estampados opuestos

Si te gusta arriesgar, una opción muy divertida es apostar por mezclar dos estampados completamente opuestos como pueden ser las rayas y los topos o los cuadros . El truco en este caso es jugar con el tamaño: cuanto mayor sea la diferencia de la proporción de ambos, menos neutro será el resultado final. Eso sí, dentro de la libertad que ofrece esta opción nuestra recomendación es que el traje sea liso. Ya acumulas suficiente riesgo en la corbata y la camisa…

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Dos estampados en contraste

Una variante de la propuesta anterior es mantener la opción de los dos estampados pero reduciendo el protagonismo de la camisa sin necesidad de que sea lisa. ¿Cómo?Por ejemplo, si la corbata es de cuadros llamativos, opta por una camisa de rayas o cuadros de diseño discreto. También puedes darle la vuelta a la tortilla y centrar la atención en una camisa estampada de rayas vivas, por ejemplo, y combinarla con una corbata lisa o con un dibujo de tamaño pequeño, discreto.

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Corbata de lana, camisa de cuadros

En invierno, el cuerpo pide lana y no solo en el traje sino también en la corbata . ¿por qué no abandonar la seda por un día y apostar por una corbata lisa de lana de calidad? Con una camisa de cuadros, más riesgo en la ecuación; con una lisa, en blanca o azul pálido, acierto seguro pero resultado más conservador. A cambio, en este último caso, puedes optar por una corbata de lana estampada de cuadros, por ejemplo. Tú eliges.

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Corbata desenfadada con camisa lisa

Hay dos maneras de diferenciar una corbata “informal”, por el dibujo estampado que lleve y, sobre todo, por su anchura, siendo menos formal cuanto más ancha sea. Este tipo de corbatas, aunque no viven un momento popular en la actualidad, sino más bien todo lo contrario, pueden ser una alternativa interesante si se combinan con una camisa que quede en un segundo plano, preferiblemente lisa, y se llevan en eventos diurnos. Cuanto más grande sea el estampado más informal será el resultado final y al mismo tiempo más llamativo también.

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Corbata lisa, camisa lisa

Dentro de la misma gama cromática se puede jugar con tonalidades distintas y diseños lisos pero puede pecar de anodino y conservador el look (no tiene por qué estar mal, ni mucho menos, si ambas prendas son de gran calidad y el fit y su presentación es impecable). En cambio, si se combinan colores distintos, uno pálido y el otro fuerte además, y se juega también con los tejidos e incluso con una chaqueta estampada, el resultado final puede ser todo un éxito.