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El Papa propone a los gobiernos invertir «sobre todo» en la familia fundada en la unión estable entre el hombre y la mujer

En su primer discurso político León XIV denuncia las desigualdades, pide proteger a los trabajadores y ayudar a los migrantes

León XIV se reúne con la cúpula del Opus Dei para avanzar en la reforma que reclamó Francisco

El Papa León XIV saluda a los embajadores ante la Santa Sede durante la recepción de este viernes EFE
Javier Martínez-Brocal

Javier Martínez-Brocal

Corresponsal en el Vaticano

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Mientras el Papa prepara la homilía «programática» que pronunciará este domingo ante decenas de líderes mundiales en la misa de inicio de pontificado, este viernes se ha reunido con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y ha adelantado algunos elementos de la agenda geopolítica de su pontificado. Ha mencionado la defensa de la dignidad humana ante la guerra, las desigualdades y los desafíos de la Inteligencia Artificial, o la apuesta de construir sociedades pacíficas invirtiendo «sobre todo» en la familia fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer.

León XIV se ha reunido esta mañana por primera vez con los «jefes de misión» del Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, uno de los más numerosos del mundo. Ha citado cuestiones que Francisco consideraba prioritarias, como la protección del medio ambiente, el desarme o la situación de los migrantes, pero ha dado su propio toque a otras como el paro, la familia, la polarización y la desinformación.

El Papa ha explicado que la acción diplomática de la Santa Sede se concreta en «combatir la indiferencia y apelar continuamente a las conciencias» y se mueve entre tres grandes pilares que son la paz, la justicia y la verdad.

Al referirse a la justicia, ha avisado entre líneas de que no va a quedarse en silencio, pues «la Santa Sede no puede eximirse de hacer sentir su propia voz ante los numerosos desequilibrios y las injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas». Su estrategia va a ser intentar «remediar las desigualdades globales», o sea, el contraste entre «opulencia e indigencia entre continentes, países y dentro de las mismas sociedades».

En ese contexto ha dicho que «quien tiene responsabilidad de gobierno tiene la tarea de aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas. Esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer». También ha añadido que los gobiernos deben «favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes».

«Mi propia historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha emigrado. Cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la misma, la de una criatura querida y amada por Dios», ha dicho.

En cuanto a la «verdad», ha denunciado que «no se pueden construir relaciones verdaderamente pacíficas, incluso dentro de la comunidad internacional, sin verdad». «Donde las palabras asumen connotaciones ambiguas y ambivalentes, y el mundo virtual, con su percepción distorsionada de la realidad, prevalece sin control; es difícil construir relaciones auténticas, porque decaen las premisas objetivas y reales de la comunicación», ha avisado.

No va a denunciar con ataques u ofensas porque, dice, «la verdad no se separa nunca de la caridad, que siempre tiene radicada la preocupación por la vida y el bien de cada hombre y mujer». «La verdad no nos aleja; por el contrario, nos permite afrontar con mayor vigor los desafíos de nuestro tiempo, como las migraciones, el uso ético de la inteligencia artificial y la protección de nuestra amada tierra. Son desafíos que requieren el compromiso y la colaboración de todos, porque nadie puede pensar en afrontarlos solo».

«La Iglesia no debe eximirse de decir la verdad»

Además, ha dicho que «la Iglesia no puede nunca eximirse de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo, recurriendo a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco, que inicialmente puede suscitar alguna incomprensión» - probablemente está ya preparándose para recibir las primeras críticas.

Sobre la paz, ha asegurado que no es una «simple tregua» sino un «don que se busca activamente» y que se construye «midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas», con «sincera voluntad de diálogo» y con la «voluntad de dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte», pues la «exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme».

El Papa ha saludado a todos los jefes de misión, entre ellos también a la embajadora española Isabel Celaá. La Santa Sede es una especie de «soft power» en la escena internacional, pues mantiene relaciones diplomáticas plenas con 184 Estados y con la mayoría de los organismos internacionales. El funeral del Papa Francisco, al que acudieron los grandes líderes del planeta, visibilizó su enorme potencial geoestratégico.

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