En la pizzería de León XIV en Chicago: «Hemos creado la pizza 'paparonni'»
Aurelio's era uno de los lugares favoritos de Prevost y su familia en la Ciudad del Viento. Un restaurante donde ir a buscar un 'bocato di cardenale', un templo de la 'masa fina' al estilo romano
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El verano pasado, el entonces cardenal Robert Prevost pasaba desapercibido en Chicago. Pocos conocían o recordaban al agustino del sur de la ciudad que se marchó a Perú por primera vez en 1985 y que vivió durante décadas lejos de los suburbios del ... sur de la Ciudad del Viento, donde se crió. Y ni el más osado de los admiradores de su inteligencia y de su compromiso evangélico se imaginaba que un día acabaría siendo León XIV.
Pero Prevost no dejaba de regresar al lugar en el que nació su vocación y dio sus primeros pasos en la Iglesia. Ni dejaba de visitar sus lugares favoritos. Por ejemplo, la pizzería Aurelio's en Homewood, un suburbio cercano a Dolton, donde Prevost creció. En una ciudad donde reina la pizza 'deep dish', de masa alta, atiborrada de queso y tomate, Aurelio's es un templo de pizza de masa fina. Más cercana, salvando la distancia y la grasitud, a las que el prelado Prevost podía degustar en Roma, donde ya vivía como prefecto del Dicasterio para los Obispos.
Es imposible saber si la pizza de Aurelio's era 'bocato di cardinale' para Prevost, pero hay evidencias de que, cuando reunió a un puñado de amigos y familiares de Chicago, su eminencia eligió este restaurante añejo, fundado en 1959 por el padre de Aurelio y que es una institución en esta zona de las afueras de Chicago.

«Aquí fue donde se tomaron la foto», explica a este periódico Joe Aurelio Jr., el propietario del restaurante e hijo del fundador. Apunta con su dedo a un punto de la alfombra en uno de los muchos salones del establecimiento («es la pizzería más grande del mundo, nadie lo ha podido desmentir», dice). La foto en cuestión apareció publicada en 'Chicago Tribune', el principal periódico de la ciudad, poco después de que se conociera la elección de León XIV. En la imagen estaba Prevost, vestido de paisano, con una camisa de manga corta, rodeado de familiares y amigos. Entre ellos, John Merkelis, que fue su amigo en el seminario y que ahora dirige un colegio agustino en una localidad cercana. La foto era motivo de orgullo local: 'El Papa es de Chicago y le gusta la pizza', era el mensaje.
Para deleite de Aurelio, al que no se le quita la sonrisa de la cara, ocurrió en su restaurante. «Ha sido una bendición. Toda la plantilla del restaurante está entusiasmada. El primer Papa de EE.UU. es de aquí», celebra.
Y Aurelio no está dejando escapar la oportunidad: «En cuanto escuché que le eligieron como Papa, a mi cabeza para el marketing se le ocurrió algo: 'paparonni'», dice sobre un juego de palabras con 'peperonni', el salami italiano habitual en las pizzas en EE.UU.. Pero no es juego, porque ya ha registrado el nombre legalmente. «Vamos a tener una pizza de 'paparonni'», dice exultante, antes de mostrar otra idea: la 'mesa del Papa', en una esquina privilegiada de su restaurante, donde colocará una foto enorme de Prevost ya como Pontífice junto a otra de su ya famosa visita al restaurante. «Y todo lo que pueda encontrar que sea adecuado para honrarle y convertir este espacio en algo especial».

«En esta zona hay muchos católicos... Irlandeses, italianos… Eso es lo bonito, eso es América».
Aurelio
dueño de la pizzería
«No conozco al Papa», concede Aurelio. «Pero su familia vivía cerca y sé que han estado viniendo a Aurelio's. Uno de sus hermanos incluso se mudó a Homewood». Tampoco sabe a ciencia cierta qué pidió el ahora León XIV, lo que podría haber permitido incluir en el menú una 'pizza papal'.
«Esa mezcla es América»
«Eran un grupo grande, de unas quince personas y pidieron varias pizzas. Según los camareros, entre otras fueron una de 'peperonni', otra de queso y salchicha y una 'calzone' de espinaca», dice. Pero si apareciera por la puerta –«me encantaría que pudiera aparecer un día, sin decírselo a nadie»–, le prepararía «cualquier plato que le hiciera feliz, pero me gustaría que fuera pizza». El restaurante está plagado de elementos religiosos. Desde vidrieras hasta sillones de altar. La que será la 'mesa papal' ya tenía nombre antes: 'Sala Tolentina', en referencia al cercano Tolentine College, una universidad agustina en la que Prevost dio clase durante un tiempo. Cuenta Aurelio que su padre solía invitar una vez al mes a pizza y cerveza a los estudiantes del centro.
«En esta zona hay muchos católicos», asegura desde la Capilla Sixtina de su negocio, una cocina larga en la que varios cocineros extienden salsa de tomate en las masas y cortan con decisión las pizzas ya tostadas. «También hay muchos judíos. Y entre los católicos, hay mezcla de todo. Irlandeses, italianos… Eso es lo bonito, eso es América».
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