#ArchivoABCsev: la larga historia del puente itinerante de Sevilla

Siguiendo con nuestro rol de transeúntes, nos es inevitable aceptar que la orografía de nuestra ciudad no sería lo mismo sin el río Guadalquivir . La letra «S» que dibuja en el mapa además de establecer la disposición de la urbe, obliga a contar con elementos imprescindibles para hacerla transitable de orilla a orilla. Sevilla tiene la suerte de poseer puentes bellísimos y de arquitectura singular , como el Puente de Isabel II , famoso por servir de pasarela de «Sevilla a Triana» y por el romanticismo francés de su diseño . Pero no todos los puentes de nuestra ciudad corren la misma suerte, el protagonista de nuestro serial lleva casi 25 años durmiendo el sueño de los justos en el puerto.

Para ir al origen de nuestra historia, nos remontamos al año 1919, cuando la ciudad se vio necesitada de un nuevo puente . Entonces los sevillanos sólo contaban con el puente de Triana para atravesar el Guadalquivir y este se quedaba pequeño. Por ello, en 1920 se comenzó a construir el Puente de Alfonso XIII con vistas a la Exposición Iberoamericana de 1929. Este segundo puente, de estructura abatible, comunicaría La Raza con Tablada. El proyecto definitivo para su construcción se aprobó en 1919 y se incluía en uno general de mejoras de la navegación fluvial.

La estructura de hierro se ubicó en la apertura de la corta de Tablada , cuyas obras se iniciaron previamente en 1909. Estos trabajos dieron empleo a miles de obreros, la mayor parte de ellos fueron jornaleros venidos de muchos pueblos de la provincia de Sevilla.

El conocido por los sevillanos como «puente de Hierro» o «puente de la Corta», se inauguró el 6 de abril de 1926 . Las imágenes anteriores, que rescatamos del Archivo Gráfico de ABC de Sevilla, corresponden a varios años antes de esa fecha, cuando el puente se encontraba en construcción. En la instantánea, tomada por Serrano, se aprecia silueta de la estructura de hierro, fabricada por la empresa barcelonesa Maquinista Terrestre y Marítima, diseño del ingeniero José Delgado Branckenbury.

El acto que sirvió para cortar el lazo y que los sevillanos disfrutaran de él fue el paso del crucero argentino «Buenos Aires» . En abril de 1926 remontaron el río Guadalquivir los tripulantes del «Plus Ultra» que habían logrado una marca internacional de raid aéreo sin escalas.

Buscando en la hemeroteca de este periódico, nos topamos con la primera noticia en ABC (de Madrid) del puente de Alfonso XIII y ésta hace referencia a las pruebas de navegación por el canal del puerto el día 26 de marzo de 1926 , apenas quince días antes de la inauguración oficial.

Una vez inaugurado, y más aún a partir de la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, en la que Sevilla presumió de puente abatible como un edificio más del evento, el ir y venir de buques se convirtió en un continúo , levantándose para dejar paso a barcos de todo tipo. Pasaban los años y nuestro protagonista era fundamental para el desarrollo normal de la ciudad. De hecho, en 1973, cuando se traslada la Feria de Abril del Prado de San Sebastián a los terrenos de Los Remedios, éste se convierte en el principal acceso al Real.

En noviembre de 1983, Sevilla vuelve a ser elegida para acoger una Exposición Universal, esta vez la de 1992, y se comprueba que la ciudad necesitaba nuevas infraestructuras, por lo que el puente de hierro se quedaba pequeño, viejo y poco rentable . Tras ponerse manos a la obra, en torno al año 1986 ya existía el diseño del nuevo puente levadizo para Sevilla, el de las Delicias, que se construiría junto al lado del puente de hierro, entre 1988 y 1990 y conectaría Tablada con El Porvenir. Tras este cambio, nuestro protagonista se vio abocado al cierre y en 1991 dejaron de pasar vehículos por sus carriles. Aunque la idea inicial fue desguazarlo y venderlo, en la ciudad se generó una polémica tal que al final el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía reconocieron el valor cultural y histórico de la pasarela, incluyéndolo en el catálogo de patrimonio andaluz con el nivel máximo de protección, en la categoría «A».

En 1996 el puente fue cerrado por completo y en el año 1997 comenzó el desguace de su estructura , ya que dificultaba la navegación fluvial. En este momento nace la Asociación «Planuente» que lucha por su conservación. Hasta el año 2003, el puente de hierro estuvo almacenado por piezas en el muelle de las Delicias esperando un lugar definitivo para reposar para siempre como monumento histórico.

En agosto de 2003 volvió a cambiar de emplazamiento , la pasarela fue de nuevo trasladada, contando con la dificultad y lo engorroso de la operación. En esta, y última, ocasión fue depositado en una parcela del puerto paralela a la Avenida de la Raza: la dársena del Batán . Tal y como publicó este periódico , se dijo que iría a una zona arbolada donde se montaría de nuevo para hacerlo visitable, incluso llegó a hablarse de que se crearía una zona de ocio con un lago artificial. La asociación de vecinos de la zona incluso habló de crear en su entorno un museo portuario al aire libre en esa futura zona verde. Nada de eso ha sucedido.

Nos vemos obligados de deshojar muchas páginas en el calendario para que el puente vuelva a la actualidad sevillana. Este medio de comunicación no ha cesado en su empeño de recordar el abandono entre sus páginas, como en este reportaje del año 2016: «Ayuntamiento y Puerto de Sevilla aún no saben qué hacer con el Puente de Hierro» . Y más tarde, en enero de 2019, contaba así el conflicto surgido por la titularidad del mismo, añadida a la cuestión económica . También recogimos que la amenaza de su demolición, que llegó a barajarse a causa de los costes que suponía cualquier idea, estimuló a varios colectivos ciudadanos que se alzaron en favor de su defensa y conservación como monumento histórico de la ciudad.

En catastrófico 2020 ha tenido un rayo de luz para nuestro protagonista . En septiembre, un grupo de asociaciones y entidades cívicas de Sevilla rescataron una idea de 1994 y solicitaron su reubicación como pasarela peatonal entre Altadis y el muelle de Nueva York . Y poco tiempo después el Puerto de Sevilla se comprometió a destinar 100.000 euros para su mejorar y conservación tras su estudio por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. La Autoridad Portuaria de Sevilla y la Consejería de Cultura prometen rescatarlo algo del olvido en que está sumido desde hace 17 años, en a la antigua desembocadura del Guadaira.

¿Podremos finalmente pasear por él como quieren muchos sevillanos? Desde este serial confiamos en ello, ya que la silueta del Puente de Hierro está inserta en la memoria sentimental de prácticamente todas las generaciones de sevillanos del siglo XX.