PÁSALO
Sobre la memoria
Alguien está empeñado en que España deje de serlo borrando su memoria

España existe, para los nuevos planes de bachillerato, desde 1812 a nuestros días. Y dentro de esta contemporaneidad, impera antes la memoria de unos frente a la de los otros, que ha sido laminada por el alzheimer político gobernante. Así no es que no vayamos ... a ningún lado. Así es que nos cargamos lo de hace milenios y lo más reciente. Así nos cargamos lo que fuimos y lo que, en una parte, somos. No es para bromas. Porque dejar a un país sin los cimientos de su memoria, sobre los que se asienta su ser histórico y espiritual, es castrar identidades, razones de ser, poner a fabricar zombis que deambularán por un laberinto de olvidos programados y de itinerarios prohibidos. Hay naciones con doscientos años que si pudieran irían a comprar historia al mercado de oportunidades, como hacen con las obras de arte de cuatro siglos atrás que se subastan en Sothebys. Aquí, varias cabezas cuadradas repletas de malas ideas, han decidido que es mejor que nuestros bachilleres no conozcan de dónde somos ni de dónde venimos. Tan solo están interesados en que sepamos hacia dónde nos llevan. Y les aseguro que no es al paraíso…
La Historia de España que, conscientemente, se les ocultará a nuestros bachilleres criará moho en los abrigos cavernarios de Altamira, reducirá a piedras molestas los dólmenes de Antequera, olvidará las religiones de las señoras de Baza y Elche, condenará las cuevas ibéricas de Despeñaperros a almacenes para chamarileros, desnucará a los toros de Guisando y convertirá a Tartessos en un bonito nombre para una discoteca con swing regional. Las calzadas romanas de la ruta de la plata no iban a ningún lado. Y Emérita Augusta es, como mucho, una espléndida cantera de mármol no más importante que la productiva sierra de Macael. El arco de herradura andalusí y las matemáticas que sirvieron para su trazado es puro cartón piedra de una escenografía deprimente. Y el poema del Mio Cid un rap medieval que no inquietará jamás a la Motomami de Rosalía en las listas de audiencias.
América no existirá para estos jóvenes que oirán todo el día hablar de memoria histórica y democrática. La única América que les entrará por sus ojos y por sus bocas será la que viene regada de cátchup, mayonesa y carne picada acompañada con cola. Si acaso, alguien con nómina a pagar por logias muy progresistas, justificarán por qué se derriban las estatuas de Colón, Fray Junípero y Alvarado allá. Mientras acá, nadie les explicará que un malagueño de Macharaviaya, Bernardo de Gálvez, tiene dos estatuas en los yunaites: una en Washington y otra en Nueva Orleans, no siendo menos relevante en la guerra de la independencia americana que Lafayette. Van a destruir todo eso y lo que Borges dejó escrito en su poema de España. O lo que Rubén Darío proclamó en su cielo azul modernista. Haremos cada vez más grandes las mochilas, pero igualmente más vacías. Y nuestros bachilleres sabrán mucho de Brunete y nada de Munda o Lepanto. Para refrendar que alguien está empeñado en que esta nación deje de pensar, de estudiar y de ser lo que fue y lo que seremos, ese país de Sagitario lleno de borreguitos…
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