Coplas
Ahora, en este tiempo de clausura, hay coplas que vuelven, que se acercan sin que las llamemos
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLlevaba razón Manuel Machado cuando dijo que «A todos nos han cantao, / en una noche de juerga, / coplas que nos han matao.» A todos. Y si no fue cante, fue solamente música, como aquel viejo organillo que el mismo poeta oía en el invierno, y ... no pudo aguantar más: «Calla, viejo organillo /sentimental… En balde / lanzas la melancólica sonata / conocida… ¡A otra parte!» A veces nos vemos en situación festiva que se nos torna amarga. La copla, ay, la copla: «¿Qué pájaro será aquel / que canta en la verde oliva…? / Anda y dile que se calle, / que su cante me lastima.»
Las coplas. Ay, las coplas. Ahora, en este tiempo de clausura, de confinamiento, de encierro o de placer del hogar, según estemos o nos sintamos, hay coplas que vuelven, que se nos acercan sin que las llamemos, coplas que hablan de malditos orgullos que no nos solucionaron nada, que nos trajeron días amargos y una amarga memoria. «Lo malo es que yo no sé / por qué dejó de mirarme / y de hablarle yo dejé.» Así ocurre a veces, que se trazan distancias sin una razón. Ya lo hemos hablado algunas veces, que hay gente que no se trata y no sabe por qué. Recuerdo ahora a dos amigos míos que ya no viven, que murieron sin hablarse: «¿Y qué pasó entre ustedes?», le pregunté a uno de ellos: «Yo no me acuerdo ya…» Y le pregunté al otro: «Pues la verdad es que no me acuerdo, pero no nos hablamos desde hace qué se yo los años…» ¿Cabe mayor tristeza? Lo hermoso sería quererse sin saber por qué, pero una enemistad sin explicación es muy dura. Hay coplas que vienen ahora a nosotros, y se vienen como aquellos tristes tres versos: «Se vendrán a mi vejez / los días que no he vivido / a preguntarme ¿Por qué?» También nos lo preguntamos ahora, copla o no. Nos duele no haber vivido lo que la vida nos ofreció y rechazamos por cobarde: «Un día nos acordaremos / de cosas que nunca hicimos… / Y nos arrepentiremos.» Ahora, en estos días de dolor y lejanía, hay recuerdos que nos matan. Y te acuerdas de aquella calle, Calle de las Campanas, donde se te quedó pendiente un repique de amor, ay: «Campanas de amor primero, / nunca tocaron –qué pena- / a misa mayor del beso.» Coplas que matan. «Y tanto tiempo le di / al tiempo, que con el tiempo / no hubo tiempo para mí.» Se nos ha ido el tiempo, y no hemos hecho mucho de lo que debimos hacer.
Creíamos que nunca llegaría un tiempo así. Dice Bergamín: «Todo se me va acabando / y no lo quiero pensar, / y no hago más que pensarlo.» No nos cansamos de insistir, a ver si aprendemos, porque sabemos que «Los besos que no te di / te tienen que estar doliendo / como me duelen a mí.» ¿O me vas a decir que es mentira?
antoniogbarbeito@gmail.com
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete