SEVILLA AL DÍA
Pitorreo político
En la gestión municipal todo pende de un hilo, de esa frontera que separa la honradez de la corrupción y que parece que han traspasado en Albaida
Sevilla
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Iniciar sesiónGESTIONAR la vida de la gente es un asunto demasiado serio como para tomárselo a pitorreo. Hace años que vengo escuchando decir a algunos políticos que no existe servicio más reconfortante que el de trabajar en lo municipal, pues es esa cercanía la que hace ... posible mejorar el día a día de los vecinos a base de esfuerzo y de dedicación. Un alcalde honrado es capaz de transformar aquello que los ciudadanos tienen más a mano con el dinero que manejan, ese que pagamos de nuestro bolsillo. Con él es posible cambiar la estética de una calle, convertir una plaza dura en un lugar de encuentro, o desarrollar políticas públicas para vivir más seguros, más iguales y en una ciudad de las que nos sintamos orgullosos. Ese es el fin del cargo y no ese mal a veces generalizado de aprovecharse de la posición de privilegio para servirse, buscando un beneficio en el que interesa más el triunfo personal que las necesidades de la gente.
Pero en la política municipal todo pende de un hilo, de esa frontera que separa la honradez de la corrupción y que hace caer el peso de la balanza hacia un lado u otro dependiendo de quien la maneja. Porque hay alcaldes que se dejan la piel por ayudar a sus vecinos y que tienen convertida su casa en un despacho 24 horas porque entienden su trabajo como una vocación. Gracias a Dios, casi todos son así, especialmente en los municipios más pequeños, aquellos que anhelan esos servicios sociales, educativos, sanitarios y de infraestructuras que tienen las grandes ciudades y que allí nunca llegan. Sin embargo, como en cualquier profesión, en esta también existen los garbanzos negros, esos políticos que se acomodan en su sillón y que son capaces de hacer lo que sea para que no les quiten el bastón de mando de los privilegios, colocando a la gente en el último escalón de sus prioridades.
Esta semana, mis compañeros Jesús Díaz y Javier Macías han contado en ABC que hay dos alcaldes socialistas de Albaida del Aljarafe –entre ellos, el actual– que están siendo investigados por comprar votos a cambio de empleos en el Ayuntamiento. Esto también es cosa seria y, por desgracia, no es la primera vez que ocurre en Sevilla. Ahí está el caso de Huévar para recordárnoslo y siempre con los mismos actores de por medio. En Albaida, el voto por correo fue mucho más elevado que el de la media nacional, algunos de los supuestos votantes han reconocido ahora que ellos nunca votaron y otros, casualmente, pasaron a formar parte de la plantilla municipal poco después de los comicios. La cosa pinta mal para los supuestos artífices de la trama, aunque después de haber visto tanta corrupción ya parece que nada nos sorprende. Pero que esa coraza que nos ha tallado en el cuerpo la sinvergonzonería de la clase política sin escrúpulos no nos impida ver el bosque. Los albaidejos no se merecen que se tomen a su pueblo a pitorreo.
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