Puntadas sin hilo
Un cortijo llamado Diputación
Lo que busca Fernández es acreditar su ADN sanchista demostrando arrogancia y falta de prudencia
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Iniciar sesiónSIEMPRE me han llamado la atención los nombres de los cortijos de Sevilla. Los hay de bautizados con el santoral –Santa Ana, San Felipe, San Rafael–, por referencias físicas –Torre de la Reina, Las Navezuelas, El Esparragal, Los pozos de la nieve, Riscos Altos– o ... por inspiración diversa –Orán, Dos Olivos, Los Jinetes, Alguaciles Bajos, La Favorita...– El edificio que acoge la Diputación de Sevilla tiene un origen militar, el Cuartel de la Puerta de la Carne, pero parece que ha derivado en cortijo. Un cortijo cortijero, es decir, con todas las connotaciones peyorativas a las que está asociado el término en Andalucía. Las haciendas actuales se han reinventado y se gestionan como empresas modernas, unas dedicadas al turismo rural, otras al alquiler para eventos y las menos manteniendo la actividad agrícola tradicional como explotaciones extremadamente profesionalizadas. Pero el cortijo de la Diputación es un villorio de los de antes, con su cacique y todo. El diccionario define la palabra cacique como la persona que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo, y el presidente de la institución, Javier Fernández, ha tardado poco en desvelarse como tal. La última cacicada del nuevo señorito provincial ha sido llevarse a su pueblo el festival de música que acogía el patio de la Diputación, que es al fin y al cabo la casa de todos los sevillanos. Los dos conciertos más importantes del Festival del Patio se celebrarán, oh casualidad, en La Rinconada, el pueblo del que Fernández es alcalde, y en Dos Hermanas, otro municipio sevillano estrechamente ligado a Pedro Sánchez desde que Kiko Toscano apostara por él cuando nadie lo hacía en el PSOE (y mucho menos en el PSOE andaluz). De esta forma, el presidente adultera el ideal de su antecesor en el cargo, Fernando Rodríguez Villalobos, quien se esforzó por hacer de la institución el punto de encuentro de todos los pueblos de la provincia sin distinciones políticas. Queda claro que para Fernández el epicentro provincial pasa por La Rinconada y Dos Hermanas.
La cuestión no es baladí porque Fernández aparece en las quinielas como futuro (¿inminente?) hombre clave del socialismo en Andalucía, ya sea sustituyendo a Juan Espadas al frente del partido o como candidato a la Alcaldía de Sevilla. Quizás lo único que busca el presidente de la Diputación, quien ya provocó una polémica al fichar como asesores a dos exalcaldes procesados por la Justicia, es acreditar su ADN sanchista demostrando arrogancia, desprecio a la prudencia y una descarada promoción de su entorno personal, al más puro estilo del presidente del Gobierno. A Javier Fernández no le tiembla el pulso pese a gobernar en minoría, un dato que también le acerca al jefe. Es el perfil que demanda el nuevo socialismo, dirigentes que barran para casa sin prejuicios, ignorando cualquier sentido de equidad institucional. Exactamente como los señoritos gestionaban sus cortijos en la época de las desigualdades.
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