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Sí o qué

Endegenerando en la Feria

Las favelas de Río y el Bronx neoyorkino deben ser lo más parecido a la calle del Infierno a las cuatro de la mañana

Puestos de venta ambulante de lotes de alcohol en la calle del Infierno R. R.
Javier Macías

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La Feria de noche es en general una porquería. Contaba Ramón Román esta semana en_ABC que sobrevuela un mantra excesivamente negativo y que, sabiendo moverse, de madrugada en el real existen rincones donde se mantiene su esencia. No lo discuto, entre otras cosas porque ... Ramón se trabaja la Feria bastante más que yo. Intentaré quedar más con él para que me enseñe a buscar, pero tengo que impugnarle el uso de la palabra 'mantra'. Sólo hay que darse un paseo para observar el pésimo ambiente: zombies que vienen y van, peleas, el canorreo insoportable, macrobotellones a las puertas de los distritos que quedan convertidos en vertederos de plásticos y cristales y algunas casetas-discoteca donde la única sevillana que suena es la de Omar Montes. Se ve que uno ha cruzado ya la frontera de la edad en la que observa el mundo a su alrededor con ese halo de superioridad, ciertamente engreído, y se pregunta cómo hemos llegado a esto, autorrespondiéndonos, como el banderillero de Belmonte: «Endegenerando, endegenerando». Pero la realidad es que no, la Feria no ha cambiado, y la noche siempre ha sido una auténtica bacanal del espanto con la diferencia de que uno ya no participa de ella por culpa del carné de identidad.

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