El general no tiene quien le escriba
La pregunta es si al general Espinosa le acompañarán a la trena otros de la gallera de Tito Berni
En 1961, García Márquez, publicaba una novela corta que siempre consideró lo mejor que había escrito. La tituló 'El coronel no tiene quien le escriba' y el argumento era tan simple como enternecedor: tras la guerra de los 'Mil días', el militar, que vivía en ... una pequeña localidad de la costa atlántica colombiana, bajaba todos los viernes hasta la oficina de correos, comprobando que la pensión de su retiro no acababa de llegar. Su situación era tan austera que no tenía ni para alimentar un gallo de pelea de su propiedad, la única esperanza para darle un cambio a su suerte. Sopesó venderlo. Pero no llegó a desprenderse de aquel dragón plumeado. La traca final de la novela, de la que Gabo llegó a decir que tuvo que escribir 'Cien años de soledad' para que la gente la leyera, se produce cuando su mujer le pregunta: ¿Y ahora qué comeremos', a lo que el coronel le respondió «mierda»…
No es la situación del general Espinosa Navas, el único miembro de la trama del caso Mediador en prisión, comparable en absoluto con la del coronel colombiano descrito por García Márquez. Cobraba religiosamente su pensión del Cuerpo donde trabajó, de forma excelente, durante su vida militar y, en un registro de Anticorrupción, le encontraron en su casa, en una caja de zapatos, unos sesenta mil euros. Que el general justificó por la necesidad de tener en casa algo en metálico... Antes de continuar les diré que, unos treinta años atrás, tuve la oportunidad de tratarlo por motivos de mi trabajo en televisión. Descubrí a un joven mando de la Guardia Civil que me anticipaba, en uno de nuestros encuentros fuera de plató, lo que pasaría en Algeciras si no se actuaba con inteligencia y prontitud con los narcos. Le perdí la vista cuando lo trasladaron a Canarias, donde desempeñó su trabajo con probada eficacia. Dirigió por encargo de Rajoy el proyecto GARSI Sahel en una de las zonas más conflictivas de África, señalada en rojo como área de expansión del yihadismo militante.
Su trabajo en África le proporcionó los contactos y un sobrado conocimiento del terreno, motivos por los que sería requerido por los servicios «empresariales» de la banda de Tito Berni, especializada en la alta tecnología de la mordida empresarial en noches de descorche de niñas y rumbosas rayas colombianas que resucitaban la momia de Ramsés. Las razones por las que el general ha acabado comiendo mierda como el literario coronel se me escapan. Tenía dinero para vivir. Una sólida formación personal y profesional. Y el reconocimiento de sus excompañeros. En estos casos, tan inexplicables, uno siempre echa mano de Graham Green y el factor humano. Que explicaría su sorprendente caída en un foso repleto de cocodrilos y chochitos voladores. Desconozco si el general tiene quien le escriba. Lo que sí tiene es un tribunal empeñado en saber qué conexiones «empresariales» tenía con emprendedores como Navarro Coronte y Fuentes Curbelo, otro de los cargos socialistas canarios enfangados y ya fuera del PSOE. Cabe preguntarse si, al gallo Espinosa Navas, le acompañarán a la trena otros de la gallera o comerá mierda en soledad por haber sido general de la Guardia Civil…
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