LA SUERTE CONTRARIA
Dos pueblerinos hablando de amor
Illa es el superhombre de Nietzsche del sanchismo, pero con ese olorcillo a butifarra del socialismo crepuscular
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Iniciar sesiónTiene pinta de seminarista, de dominico predicando el amor de Dios antes de quemarte en la hoguera, de haber salido de una esas películas en la que se descubre que un aburrido padre de familia que trabajaba en la biblioteca del pueblo y que siempre ... saludaba en el ascensor tiene en el sótano una mazmorra con retratos del Marqués de Sade y discos de los Modern Talking. Illa es el superhombre de Niestzche del sanchismo, pero con ese olorcillo a ácido hialurónico y a butifarra que trae consigo el socialismo crepuscular. Nos mintió en pandemia adoptando medidas contrarias a la evidencia científica con el único objetivo de dañar políticamente a Isabel Díaz Ayuso. Lo hizo –eso nos dijo– sobre la base de un comité de expertos que no solo no existía, sino que luego supimos se limitaba a Ábalos, Koldo y Cerdán echando la ceniza del trujas en la portada del catálogo de sobrinas.
Desaconsejó las mascarillas cuando no las pudieron conseguir; nos obligó a ponérnoslas cuando ya no hacían falta; nos confinó en espacios cerrados cuando lo que necesitábamos era aire libre; utilizó, para ello, un estado de alarma inconstitucional que suspendió ilegalmente nuestros derechos fundamentales; ayudó a generar un daño psicológico imperdonable en los niños; dejó tirados a los médicos al ser incapaz de dotarlos de recursos y, para rematar su brillante gestión, abandonó el ministerio en lo más grave de la pandemia. Por supuesto, todo esto le hizo ganarse una buena imagen pública, porque España tiene un resorte automático que le hace fiarse de cualquier desastre de colorines siempre que por fuera parezca un tecnócrata del Opus, gris y tedioso como un martes por la tarde.
Esta semana le hemos visto arrodillado ante un golpista que intentó subvertir el orden constitucional con 17.000 hombres armados a sus órdenes; ante un fascista que se puso por encima de la ley, es decir, del pueblo del que emana; ante un incendiario que envió a los CDR a quemar Vía Layetana para lanzar cócteles molotov a la cabeza de los policías para quemarlos vivos dentro de las grilleras; ante un supremacista que cree que nuestros padres y nuestros hijos merecen menos que los suyos; ante un parásito que desobedeció al estatuto de autonomía y al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña; ante un mediocre que robó a todos los catalanes, que malversó dinero público y que quiso tratar como extranjeros a la mitad de ellos; ante un aldeano con ideología de estiércol chamuscado y eructo de fuet; ante un chiflado que alentó que los hoteles no dieran de comer a los policías y que se los escupiera por la calle; ante un cobarde que mandó a los suyos a la cárcel mientras él huía a Bélgica, supongo que en sentido homenaje a Leopoldo III.
La foto de Illa es la foto de la legitimación de los adoquines como herramienta política y del golpismo como vía de negociación. Esa es su idea de justicia, de igualdad y de progreso. Un mediocre arrodillado ante un fascista.
En eso se ha convertido el PSOE: dos pueblerinos hablando de amor.
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