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una raya en el agua

Del adelanto electoral y otras especulaciones

Mientras Sánchez conserve cierta capacidad de maniobra parece poco probable que se exponga a una derrota

El patíbulo

Xenofobia e incompetencia

Ignacio Camacho

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Como el curso ha empezado igual que terminó el anterior, con la gobernanza y las instituciones bloqueadas por falta de mayoría estable, los analistas sin nada que comentar nos dedicamos a especular sobre un eventual adelanto de las elecciones generales. Que levante la mano el ... colega a quien este verano no le hayan preguntado por el tema en la calle. La cuestión es que no existe ningún indicio objetivo de una decisión que sólo corresponde al presidente y sobre la que hasta su entorno más cercano se mantiene ignorante porque este tipo de cosas no se comparten con nadie. Así que sólo queda conjeturar, que es un ejercicio de riesgo en esta política tan volátil, y más desde que el prestigio pronosticador del periodismo –y de la demoscopia– quedase hace un año para el arrastre. En principio, un gobernante disuelve el Parlamento y llama a las urnas por dos razones principales: una, que tenga alguna posibilidad verosímil de ganar, y otra que llegue a la conclusión de que el descalabro será mayor cuanto más lo retrase. Ninguna de esas situaciones parece en este momento la de Sánchez, porque aunque ninguna encuesta le resulte favorable tampoco ha alcanzado el punto de no retorno a partir del cual cada día que pase se convierte en otro peldaño de la escalera hacia el desastre. Existe una tercera opción, que es la tradición democrática de convocar en caso de que los Presupuestos no salgan adelante, pero está demostrado que en el sanchismo no sirve ninguna clase de experiencias convencionales.

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