diario de un optimista
Fútbol y civilización
«Los partidos, cuando enfrentan a excolonizadores y excolonizados, no son una venganza de la historia, sino un avance de esta. La violencia anterior se ve transformada por un respeto mutuo a las reglas del juego, aceptadas por todos, sea cual sea su origen»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNo soy aficionado al fútbol,no lo juego y no apoyo a ningún equipo contra otro. No me encontrarán en los Campos Elíseos, ondeando una bandera o gritando algún eslogan. Pero el fútbol no deja indiferente a nadie, dado el lugar central que ocupa en ... nuestras sociedades, las multitudes que moviliza y lo que significa para nuestras civilizaciones. Para empezar, no tengo elección: vivo en París, justo al lado del estadio más grande de la capital. Con cada partido, mis tardes están marcadas por los vítores de los hinchas. El filósofo Jean-François Revel, que estaba en mi casa durante uno de estos partidos, no lograba entender cómo miles de aficionados podían desgañitarse por un juego en el que solo participaban sentados en su sillón. Esto se debe a que Revel, un racionalista extremo, no lograba integrar los fenómenos colectivos en su visión del mundo. Un equipo de fútbol es más que un equipo: es un objeto mítico y los mitos son objetos reales, del mismo modo que una multitud es un objeto social que significa más que la suma de los individuos que la componen.
Permítanme evocar un segundo recuerdo, este lejos de París, en 2002, en Seúl. El presidente de Corea del Sur, que sabía de fútbol incluso menos que yo, me había invitado al partido inaugural, que enfrentaba a Francia, campeona de la Copa anterior, contra Senegal. El presidente Kim Dae Jung se sorprendió cuando los dos equipos entraron en el estadio. Saltaba a la vista que la mayoría de los jugadores del equipo de Francia eran de origen africano y magrebí. Los jugadores de Senegal eran en su mayoría blancos, franceses. Los coreanos, que siguen aferrados a una concepción étnica de la nación, no podían entender cómo un senegalés o un argelino podía representar a Francia y un francés representar a Senegal. Kim Dae Jung concluyó, no sin humor, que fuera cual fuera el resultado, los franceses ganarían ya que eran mayoría en ambos equipos. Incomprensible también para mi anfitrión coreano que un país pequeño como Senegal pudiera vencer a Francia, que es lo que ocurrió.
Menciono estos malentendidos, de un filósofo parisino y un presidente coreano, porque los he revivido con el torneo de Qatar y lo que ha significado. Considero, en efecto, que el fútbol, como la mayoría de las competiciones deportivas, tanto si se es aficionado como indiferente, constituye un progreso de las civilizaciones: los juegos colectivos sustituyen a la guerra y fueron inventados precisamente para eso. Conviene recordar que los Juegos Olímpicos fueron creados por los helenos para suspender las hostilidades entre las ciudades griegas y sustituir el derramamiento de sangre en los campos de batalla por victorias simbólicas en las pistas de carreras. Conocemos poco los orígenes de los deportes contemporáneos, pero sabemos que fueron también, en su nacimiento, competiciones simbólicas entre enemigos o rivales, lo que está demostrado para el fútbol y todos los juegos de pelota, de los que encontramos rastros hasta en la cultura azteca.
Incluso hoy es necesario analizar la Copa del Mundo en términos de civilización. El juego está dominado por las antiguas potencias coloniales, Francia, España, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica e Italia. Pero el destino de estas potencias ha sido transformado por el fútbol, ya que todas incluyen en sus equipos a jugadores de países anteriormente colonizados. Este multiculturalismo deportivo refleja hasta qué punto la colonización transforma tanto al colonizador como al colonizado. Así, la selección marroquí estaba formada, en su mayor parte, por jugadores marroquíes, pero ciudadanos franceses, mientras que la selección francesa era mayoritariamente africana.
Los partidos, cuando enfrentan a excolonizadores y excolonizados, no son, como consideran muchos comentaristas, una venganza de la historia, sino un avance de esta. La violencia anterior se ha visto transformada por un respeto mutuo a las reglas del juego, aceptadas por todos, sea cual sea su origen. La Copa del Mundo de fútbol es, por lo tanto, un avance simultáneo de la civilización, la globalización y el pacifismo. Un ejemplo asombroso: el partido Irán-Estados Unidos se jugó en Qatar con total serenidad. Se me objetará que algunas victorias dan lugar a la violencia urbana por parte de hinchas borrachos, celebrando alguna venganza histórica. Podemos entenderlos y disculparlos: la colonización fue violenta en todas partes. Pero la descolonización bien vale que se tiren algunas latas de cerveza en los Campos Elíseos, que no causan víctimas. También porque jugar al fútbol permite integrarse en la civilización mundial y sin violencia, Qatar habrá gastado mucho dinero, legal e ilegalmente, para albergar la Copa del Mundo. Los qataríes han entendido que lo que estaba en juego iba más allá del fútbol y que el balón tenía un valor simbólico extraordinario. Es igualmente simbólico que China haya estado ausente en Doha. Su selección solo ha participado en un Mundial, en Seúl, en 2002. Desde entonces, nada.
¿Cómo interpretar esta ausencia? ¿Quizá los dirigentes comunistas quieren afirmar, con su ausencia, que no participarán en un juego moldeado por las potencias occidentales y coloniales? Sin embargo, el Gobierno chino se ha presentado para albergar el Mundial de Fútbol femenino en 2031. Una iniciativa modesta, pero que pone de manifiesto las contradicciones chinas: ¿permanecer fuera del mundo o jugar según las reglas comunes? He aquí por qué el fútbol es emocionante, incluso por razones que no tienen nada que ver con el juego en sí y sus resultados.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete