bala perdida
Grada en la infancia
Ojalá podamos lograr algo grande, de nuevo, y lo celebramos en la plaza del pueblo, en el bar, con el corazón loco y un cubata
La parranda de la anomalía
La librería descapotable
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Iniciar sesiónEscribo mientras calienta la Roja, con lo que no sé si la primera jornada nos ha ido bien o mal. Me da igual. Lo que ahí quiero dejar en pie, en medio del domingo, es la ilusión por un rato de muchos ratos de ... fútbol, mientras el país entero se resuelve en un país único, bajo el ánimo de la esperanza, que tiene, en efecto, el color unánime del rojo, el tinte vitalísimo de la Roja. Hubo un tiempo en que los chavales de Del Bosque fueron el copón. Ojalá podamos lograr algo grande, de nuevo, y lo celebramos luego en la plaza del pueblo, en el bar de la esquina, con el corazón loco y un cubata bien cumplido por el abuelo, coño, que llevaba la vida entera soñando la gesta. A ver si enseguida tenemos un sábado, o un domingo, en el que en España no se mueva nadie, durante el suspense apasionado del partido.
Apuntó Serrat que amaba el fútbol porque contenía la infancia. La ilusión es la infancia, otra infancia, y en ella van incluidos Juanito, que era un punki, y Cardeñosa, al que se le torció la suerte, y con él, la nuestra, y también Iríbar, que está en los cromos de los patios felices de nuestros pocos años, y Raúl González, y Emilio Butragueño, y el malhumorado de Luis Aragonés y, por supuesto, Don Vicente Del Bosque, que sabe que las sonrisas son para cuando vale la pena, como las lágrimas. En esa misma infancia van incluidos Zarra, y Di Stefano y Manolo el del Bombo, y también José Antonio Camacho, que definió el momento de la euforia del gol a Holanda con iluminación lírica: «Esto es la hostia».
En esa infancia infinita, sí, van incluidos Antonio Puerta, y Jarque, y Matías Prats, y Andrés Montes, el incalculable Montes, que habría hecho el trabajo de su vida, y acaso de la nuestra, pronunciando en castizo el nombre imposible de los holandeses, o los alemanes, y sacándose del sombrero de chulo mulato nuevos apodos para los peloteros, jugones o no jugones. Voy a vivir la Eurocopa como el que pilla grada en la infancia, que ya casi está desierta, hasta que hay partido.
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