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bala perdida

La parranda de la anomalía

Han montado el chiringo de espaldas a la realidad catalana

Antonio, veterano de debut

Epístolas Sánchez

Ángel Antonio Herrera

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El periódico lleva siempre de timón la verdad, y la verdad nos incluye, últimamente, un menú de anomalías. A menudo, no nos cabe tanta anomalía en la portada del día. Nos vamos superando. Por una punta, los independentistas han cerrado el coro, y han colocado de mandamás en el Parlament a Josep Rull ... , con lo que ya tenemos una mesa que dice exactamente lo contrario a lo que las urnas dictaron, en su momento, aún tan reciente. Por la otra punta, Yolanda Díaz se ha recogido el pelo, para irse de un partido que acaso nunca lo fue, y Sumar arroja unas cuentas donde hay «más ministros que eurodiputados», según el acierto de Ignacio Camacho. No sabemos ya muy bien a quién representa Díaz, en lo alto del Gobierno, porque su partido fue una jarana, y tan bien lo ha hecho en su mal papel de lideresa que ahí tenemos al parrandero Alvise, empezando la fiesta, con empate de escaños en los comicios del domingo. Eso, y Podemos, que parece resucitado porque Díaz lo borda en el empleo de difunta. Lo de la mesa soberanista a mí me cabrea a fondo porque todos los poetas del procés se acaban pareciendo, cuando toca pillar el sillón y dejar en la orilla la voluntad sólida y masiva del ciudadano, que votó normalidad hace dos ratos. Pero estas gentes se han retranqueado en la anomalía, por hábito natural, y hasta desoyen al Constitucional, que permite la papeleta del ausente si lo es por enfermedad o incapacidad grave, pero nunca bajo el carácter de prófugo, que es el de Puigdemont, que sí votó. Yo no sé qué les hace siempre tanta gracia a estas criaturas, porque siempre andan subidos a la media sonrisita blanda del traidor que te la ha dado, o te la va a dar. No lo sé, o sí. De momento, han montado el chiringo de espaldas a la realidad catalana, a la que dejan ahí, como un jirón de braga. Y ahora soltarán que representan a un país. La anomalía es una portada que no nos cabe en la portada. Entretanto, en la otra esquina, se ríe menos Yolanda Díaz, no sé si novia o viuda de la circunstancia.

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