BALA PERDIDA
La cocacola por testigo
Es la metáfora de última hora de los que no tienen un euro o de los que viven en la sagrada inocencia
Viva Rubiales
Un pirado de talentos
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Iniciar sesiónTomar cocacola o no tomar cocacola. He ahí la cuestión. La cocacola se ha colado en el panorama, porque Alfonso Serrano, secretario del PP, en Madrid, se ha tomado una colacola con el novio de Ayuso, y porque Luis Rubiales no tiene ya ni para una cocacola ... . De modo que la cocacola es la metáfora de última de hora de los que no tienen un euro, con los ahorros aherrojados, o bien de los que viven en la sagrada inocencia, porque tomar una sólo cocacola con alguien te exime de la confidencia clandestina, de la complicidad posible y naturalmente del concreto vínculo conspirativo y hasta trincón, que para eso ya están la cigala de cónclave y el vino de cincuenta pavos. Koldo ha citado poco la cocacola, pero ya se andará. Vengo a decir que si en una cita hay una cocacola el encuentro es venial, o bien vamos escuálidos de tesorería.
La cocacola era una chispa de la vida, y ahora es un envase exculpatorio. Alfonso Serrano no quedó en un bar de Madrid con un particular que un día no se puso de acuerdo con Hacienda sino con un copazo de cocacola que convierte todo encuentro en un pispás de nada, como quien se cruza un momento con alguien en un ascensor, pero en un ascensor sin ascensor de ida y vuelta. Rubiales llora que no tiene ni para una cocacola, para así ir acreditando que es un pobre que ayer mismo tenía mucho dinero. Parece que no, pero el protagonismo del panorama no lo sostienen Ayuso, Koldo o Rubiales sino la cocacola, que siempre estuvo ahí, pero como refresco revoltoso, y no tanto como testigo inapelable que dice lo que diga quien fue a tomarse esa cocacola.
Diga usted mismo cocacola, cuando la situación vaya conflictiva, y ya queda a salvo de la sospecha de una cita de adulterio, apaño, o doble vida de rajá en Punta Cana. El whisky es la sangre de los cobardes, pero no sabíamos que la cocacola, tan discotequera, es el suero de la verdad de los que igual no van a decirnos nunca la verdad
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