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Casa de fieras

Antonio Famoso murió solo, pero no fue el único

Nadie notó el olor que desprendía un cuerpo muerto desde hace 15 años porque todo el barrio ya apestaba

Alfonso J. Ussía

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Que no oliera a muerto en el número 6 de la calle Luis Fenollet, en Valencia, no era una casualidad. El barrio entero apestaba. Apestaban los vecinos que no quisieron saber. Apestaban los comercios que no quisieron preguntar. Apestaba la comunidad de vecinos porque el ... muerto pagaba. Apestaba su familia, que tenía el esqueleto de Antonio esperando como lo hacen los que ya dejaron de esperar. Apestaba la Administración, que pagaba religiosamente el numerito que era en el sistema. Apestaba el banco demostrando, una vez más, que si tienes dinero en la cuenta lo de menos es estar vivo. Apestaba su amigo Rafael, que ni era amigo ni era nada. Apestaba el del bar de siempre, que ni siquiera se dio cuenta de si Antonio vino ayer. Apestaba la compañía de luz, donde nadie pensó que allí no se encendía nada. Apestaban los de la empresa de agua, pues nadie abría un grifo mientras todo se secaba. Apestaba el vecino que recogía sus cartas por miedo a que los okupas ocuparan. Apestaba su médico de cabecera, su dentista y su corredor de seguros. Apestaba el administrador de la finca, que ayer hablaba sorprendido diciendo que Antonio siempre acudía a las reuniones de vecinos, aunque la última fuera en 2013. Apestaban unos hijos que no supieron perdonar por muy lo que fuera que no sabemos porque nadie nos lo va a contar ahora.

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