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Proverbios morales

Ortografías

La ortografía no sirve para mucho: sólo para resistir a la barbarie

Jon Juaristi

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A lo largo de casi medio siglo de ejercicio como profesor, he penalizado en los exámenes las faltas de ortografía, esforzándome en ser razonablemente justo. Suspender a alguien sólo por haberse olvidado de una tilde o por poner una uve donde debía estar una be ... es propio de maniáticos peligrosos. Hasta el mejor escribano echa un borrón, se decía cuando había escribanos, lo que no dejaba de ser una versión secular de la -también en otro tiempo- conocida máxima piadosa de que el más santo peca siete veces al día (hay una variante entre lupanaria y escatológica que no voy a reproducir aquí). Si uno se pone a revisar manuscritos originales de los autores canónicos de nuestras letras, encontrará abundantes faltas de ortografía: Valle-Inclán, por ejemplo, las derrochaba donde fuera, en sonatas o esperpentos, pero no consta que se examinara ni de Derecho, estudios que abandonó apenas emprendidos, como Sabino Arana (si bien, a este último no se le conoce una sola pifia ortográfica en su lengua propia, el español).

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