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Rosa Belmonte

Hombres con buen ojo

A H. G. Wells, Stalin le pareció el hombre más abierto, justo y honesto que había conocido

Rosa Belmonte

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H.G. Wells tenía muy buen ojo para la gente. En 1934, Stalin le pareció el hombre «más abierto, justo y honesto» que nunca había conocido. Esas cualidades fueron las que provocaron «el notable ascenso de Stalin en el país, ya que nadie le tiene ... miedo y todo el mundo confía en él». Cáspita y repámpanos. Cuando en 1920 fue a ver a Lenin se encontró a «un buen tipo de hombre científico» y «muy refrescante» (lo que Lenin dijo del escritor: «¡Puaf! ¡Qué burgués insignificante! Es un ignorante»). Pero tanto el ruso como el británico podían tener razón. Hace 70 años de la muerte de H. G. Wells y 150 de su nacimiento. Literariamente, el escritor inglés no era gran cosa pero sus obras sí. O lo eran los temas que eligió. Incluso más allá del asunto profético relacionado con los avances tecnológicos. Ahí están «La máquina del tiempo», donde trató la lucha de clases (y se cuela el comunismo); «El hombre invisible», con los límites morales de la ciencia, o «La guerra de los mundos», en la que critica las costumbres victorianas y el imperialismo británico (además de provocar el pánico social gracias a Orson Welles).

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