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Ignacio Camacho

La expropiación de la mirada

Pokémon Go surge de la tendencia a ver el mundo a través del móvil. De la renuncia a la autonomía de la mirada

Ignacio Camacho

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EL éxito fulgurante de Pokémon Go no consiste tanto en su innovadora tecnología como en la perspicacia sociológica de sus inventores para aprovechar una de las más absurdas tendencias de la sociedad posmoderna: la de mirar el mundo a través del móvil. Mucho antes de ... que saliera el juego, la gente había renunciado a sus propios ojos para sustituirlos por el angular del portátil. En los lugares turísticos, en los grandes espectáculos, en el fútbol, en los museos, en los monumentos, en las calles o en la misma naturaleza, el público ya no observa a través de su mirada limpia sino de la pantalla del smartphone, que ha pasado de ser un aparato para conversar a un dispositivo para ver. Ya no es un teléfono capaz de tomar fotos o vídeos sino una cámara que habla; en esa mutación de su esencia es donde los ingenieros de Nintendo han descubierto la devastadora posibilidad de introducir en el paisaje un aliciente virtual. Si la realidad ha dejado de interesar como objeto autónomo para convertirse en un escenario, llenemos ese escenario de personajes. El auge de Pokémon nace del ensimismamiento de un mundo prematuramente aburrido de autocontemplarse.

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