Beatriz Figueroa llevaba una vida aparentemente idílica. Licenciada en Derecho Mercantil, había cotizado durante veinte años, lo que parecía garantizarle una cómoda jubilación. Un día, su suerte empezó a torcerse. Primero se quedó, como tantos otros españoles, en paro. Después vino una estocada más fuerte: el cáncer.

Un tumor de mama la debilitó y la dejó en un estado demasiado precario como para poder trabajar de nuevo, algo que parecía evidente para todo el mundo excepto para un ente: el Instituto Nacional de la Seguridad Social, que le denegó la incapacidad permanente no una ni dos sino, como Pedro, tres veces. Por si fuese poco, fue dada de alta sin estar totalmente curada.

Ahora, lleva nada menos que 32 meses, casi tres años, teniendo como única —y ardua— ocupación la lucha contra el cáncer. Pero el hecho de ser, a ojos del seguro público, capaz, hace que tenga que costear toda su vida y el 40% del precio de sus costosos medicamentos contra el cáncer con solo 426 euros al mes, el 80% del iprem (un índice empleado como base para la concesión de ayudas).

Empezó una huelga de hambre hace ahora un año, que tuvo que dejar por razones de salud. Hoy irá al Congreso de los Diputados a dar su apoyo a una propuesta del BNG para mejorar la atención económica que se les da a los enfermos de cáncer. Allí los recibirá la diputada socialista y teniente de alcalde de Vigo Carmela Silva —«que también pasó por esto», recuerda Figueroa— y el popular Eugenio Azpiroz, de la Comisión de Empleo y Seguridad Social.

El texto, en Cortes

La propuesta fue elaborada por el catedrático de Derecho del Trabajo y excandidato a rector de la Universidad de Vigo Jaime Cabeza, y establece que se «considerará en situación de incapacidad permanente, en su caso una vez que haya agotado el plazo máximo de duración de la incapacidad temporal, a toda persona que haya sido diagnosticada de un carcinoma. Procederá esta calificación siempre hasta que se haya producido una curación presumiblemente definitiva, entendiéndose por tal la situación en la que las revisiones médicas derivadas de dicha enfermedad se prolonguen cuando menos en espacios de seis meses».

Aunque será en Cortes donde se tendrá que debatir esta medida, en la plataforma online change.org cuenta ya con la friolera de 378.330 apoyos de internautas. Aun así, Beatriz Figueroa no las tiene todas consigo. «Si fuese algo meramente de quedar bien, de proteger a los enfermos de cáncer... Pero hay un reconocimiento de derechos económicos. No lo sé. Es una paradoja que te estén curando por una parte y que por otra no te den los medios para subsistir», reflexiona.

«Pasé por el quirófano en febrero. Mi médico me dijo: o dejas eso o no te podemos seguir tratando, porque así no te recuperas», comenta mientras recuerda toda la lucha que ha librado para llegar a presentarse esta mañana en la Plaza de las Cortes de Madrid. Para esta viguesa, el combate parlamentario es la única salida. «Mi juicio lo tengo en octubre de 2014; para esa fecha o estoy curada o estoy muerta», comenta, preparando su próxima batalla.