Los rivales republicanos de Trump le retan a un debate entre candidatos que él quiere eludir
«Sería imbécil de mi parte no acudir», dice el expresidente, muy por delante en los sondeos
Los 'seis de Trump', los conspiradores clave en la trama contra la victoria de Biden
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónLa primera gran meta volante en las primarias republicanas es en Milwaukee, el próximo 23 de agosto. La principal ciudad de Wisconsin acogerá el debate entre candidatos a la presidencia de EE.UU. y es posible que el maillot amarillo indiscutible en lo que ... va de carrera, Donald Trump, opte por no comparecer. Algunos de sus rivales, cada vez más animados a plantar cara al expresidente, le exigen valentía para debatir.
«Sería un poco imbécil por mi parte que fuera al debate», defendió este fin de semana Trump en un email masivo a sus seguidores. La razón más evidente la esgrimió el propio candidato en ese mensaje: «Tenemos una ventaja de 50 puntos en las primarias republicanas» (es una de sus exageraciones habituales: el acumulado de encuestas de 'FiveThrityEight' le da una distancia de 38 puntos con el segundo, Ron DeSantis). Además, su recaudación electoral es mucho mayor que la de sus rivales y todo el mundo le da como favorito.
En resumen: Trump tiene poco ganar. En especial, en un momento en el que aumenta el número de candidatos dispuestos a una confrontación directa con el expresidente y cuando saben que una puya efectiva contra Trump en una emisión televisiva en directo para todo el país podría impulsar sus campañas.
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«Biden es el presidente»
El debate tendrá lugar con la última imputación de Trump –la más importante, la que le acusa de protagonizar un ataque a la democracia de EE.UU. en su intento de revertir los resultados de la elección de 2020– todavía caliente y que ha servido a varios candidatos para intensificar los ataques.
DeSantis, actual gobernador de Florida, aseguró esta semana que «por supuesto» que Trump perdió en aquella cita electoral y que Joe Biden «es el presidente», hasta ahora su afirmación más rotunda contra el dogma del «robo electoral» que defiende el trumpismo. Poco después de conocerse la imputación, defendió que las teorías de Trump sobre el fraude electoral no están corroboradas.
Mike Pence, exvicepresidente con Trump, también ha aprovechado la imputación para desmarcarse del que fuera su jefe: «Todo aquel que se ponga por encima de la Constitución no debería ser nunca presidente de EE.UU.».
Otros rivales de menos entidad, como Chris Christie, exgobernador de New Jersey, o Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas, también han redoblado sus ataques contra Trump por esa trama contra los resultados en 2020.
El objetivo de todos ellos es que responda ante los votantes en el debate. «Esperemos que el expresidente Trump tenga el coraje de presentarse», retó en un comunicado la campaña de Pence, al que le va tan mal en la carrera que le ha costado cumplir con los requisitos mínimos para participar en el debate: tener 40.000 donantes a su campaña y al menos un 1% de apoyos en las encuestas más relevantes. Lo segundo lo cumplía, pero solo ha logrado lo primero con un impulso recaudatorio tras mostrar agresividad contra Trump tras la imputación.
«Nadie tiene adquirido el derecho a la nominación, hay que ganársela», dijo DeSantis a la cadena Newsmax. «Debería comparecer, presentar sus propuestas y responder preguntas como todos nosotros», añadió sobre Trump.
Christie, cuya estrategia es una campaña 'anti Trump' –algo complicado, el expresidente es de lejos la figura más popular del partido–, ha repetido en las últimas semanas que es un «cobarde» por no confirmar su asistencia.
De momento, hay ocho candidatos que tienen ya ganado su espacio en el debate: Trump, DeSantis, Pence, Christie, Vivek Ramaswamy (un emprendedor 'anti woke' muy leal a Trump), Nikki Haley (ex gobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU con Trump), Tim Scott (senador por Carolina del Sur) y Doug Burgum (gobernador de Dakota del Norte).
En ese email a sus seguidores, Trump les ofrecía una encuesta para que decidieran si debía ir o no al debate (en realidad, una táctica para recabar datos personales y pedirles donaciones). Quienes ruegan al expresidente que acuda son los ejecutivos de Fox News, la cadena que organiza el debate, sabedora de que el éxito de audiencia depende de su presencia. Lo presumible es que Trump estire el suspense como un chicle y no se decida hasta el último día.
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