El 'premier' británico revela un agujero negro de más de 22.000 millones de libras en las finanzas públicas

En su intervención, Starmer no tardó en llegar al punto crucial: el presupuesto de octubre, que, según él, será uno de los más dolorosos en la historia reciente del Reino Unido. «Hay un presupuesto que se avecina en octubre, y va a ser doloroso», advirtió, y añadió que «las cosas están peor de lo que jamás imaginamos».

El presupuesto de octubre, conocido como el «Autumn Budget», es una declaración financiera anual presentada por el gobierno del Reino Unido, en la que se detallan las políticas fiscales y económicas para el próximo año. Incluye cambios en impuestos, planes de ingresos y gastos, y proyecciones económicas. Es un evento clave que permite al gobierno ajustar sus políticas en respuesta a la situación económica, y en el caso del discurso de Starmer, es especialmente importante porque será la primera oportunidad de su gobierno para abordar los desafíos económicos heredados y establecer su dirección financiera.

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Starmer reveló que, en las primeras semanas de su mandato, se había descubierto un agujero negro de22.000 millones de libras en las finanzas públicas, un hecho que, según él, había sido cuidadosamente ocultado por la administración anterior. «Antes de que alguien diga 'Oh, esto es solo teatro o política', recordemos que la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) no sabía de esto», dijo, enfatizando que incluso los expertos financieros del gobierno habían sido mantenidos en la oscuridad. «Ellos no lo sabían porque el último gobierno lo ocultó, y fue hasta la semana pasada que descubrimos que, gracias a la imprudencia del gobierno anterior, tomamos prestados casi cinco mil millones de libras más de lo que la OBR esperaba en los últimos tres meses», explicó. «Eso no es teatro, eso es un hecho», sentenció.

El presupuesto de octubre será, sin duda, un momento decisivo para el gobierno de Starmer. En él, su administración delineará las estrategias para lidiar con el déficit financiero y tratar de sanar una economía gravemente herida. Starmer fue tajante al afirmar que las personas con «los hombros más anchos» deberían llevar la carga más pesada.

Además, el advirtió que el camino hacia la recuperación no será fácil ni rápido. «Al igual que cuando respondí a los disturbios, tendré que dirigirme al país y pedir grandes sacrificios a todos ustedes, aceptar un dolor a corto plazo por un bien a largo plazo, el difícil equilibrio para una solución genuina», explicó. Reconoció que esto sería difícil de escuchar para un público ya agotado por la crisis. «Después de todo lo que han pasado, es una petición muy grande y realmente difícil de escuchar», dijo, antes de añadir: «Pero tenemos que poner fin a la política de las respuestas fáciles que no resuelven nada».

El premier no sólo habló de los problemas económicos. También condenó con dureza los disturbios del verano, que describió como una señal clara de una «sociedad profundamente enferma». Para él, estos eventos no son más que el síntoma de una década de división y decadencia, un reflejo del estado deplorable en el que ha quedado el país tras años de gobiernos conservadores. «Genuinamente no sabíamos si las prisiones y los tribunales podrían soportar la presión durante los disturbios. Todos los días teníamos que comprobar si había suficientes plazas en las prisiones para encarcelar a la gente», confesó.

El discurso también sirvió para que Starmer destacara los que considera los logros de su joven gobierno. En tan sólo siete semanas, afirmó, habían logrado más que el gobierno conservador en siete años. Citó como ejemplos los acuerdos salariales en el sector público, que habían puesto fin a prolongadas huelgas. «El crecimiento económico y la creación de riqueza son la prioridad número uno de este gobierno laborista», proclamó, dejando en claro que su administración no se contentaría con simplemente apagar incendios, sino que estaba decidida a construir un futuro más estable y próspero.

Por supuesto, los conservadores no tardaron en reaccionar. Laura Trott, responsable del Tesoro en la sombra, fue una de las primeras en criticar el discurso de Starmer, acusándolo de preparar el terreno para romper más promesas. «El gobierno ya no promete proteger a los trabajadores de su inminente subida de impuestos porque, al igual que los pensionistas, las familias trabajadoras son las siguientes en la fila para los aumentos de impuestos de los laboristas», afirmó Trott. Según ella, el gobierno de Starmer estaba traicionando la confianza del electorado al no cumplir con su promesa de no aumentar los impuestos. «Esto es una traición a la confianza de la gente y los haremos responsables de sus acciones», advirtió con firmeza.