Inestabilidad en el Reino Unido: del fallido plan Ruanda al estallido de disturbios antiinmigración

Marzo de 2024 vio a los afganos como la nacionalidad predominante entre los que cruzaron el canal, representando casi una quinta parte de todas las llegadas en pequeñas embarcaciones. Irán (12%) y Turquía (11%) son los siguientes en la lista. Con respecto al género, aproximadamente el 85% de quienes llegaron en pequeñas embarcaciones en los 12 meses hasta marzo de 2024 eran hombres, y según los registros de edad, casi una quinta parte tenía entre 25 y 39 años.

La travesía es traicionera. Según la Organización Internacional para las Migraciones, al menos 177 migrantes han perdido la vida en el canal de la Mancha entre 2018 y julio de 2024, con algunas historias trágicas reseñables, por ejemplo la del pasado 23 de abril, cuando cinco personas, incluida una niña de siete años, se ahogaron. Y el 6 de junio, unos 80 migrantes, incluidos al menos tres niños, fueron rescatados de una embarcación en problemas. Y hace un mes, el 12 de julio, la guardia costera francesa informó de la muerte de cuatro migrantes después de que su bote se volcara.

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Con respecto a las solicitudes de asilo, en el 2023, más de 84.000 personas solicitaron asilo en el país, un número que fue de poco menos de 100.000 en el 2022, con las llegadas en pequeñas embarcaciones representando aproximadamente el 45% de estas solicitudes.

Desde 2018, casi 120.000 personas han llegado al Reino Unido por esta ruta. A finales de ese año fue cuando las autoridades decretaron un «incidente grave», lo que llevó a promesas y compromisos reiterados para detener los cruces del canal de la Mancha. Estos esfuerzos han incluido planes conjuntos y declaraciones de los gobiernos británico y francés, decididos a frenar este fenómeno, hasta el momento sin éxito.

Entre las medidas adoptadas se encuentran la implementación de vigilancia avanzada, el fortalecimiento de la cooperación existente y planes como el fallido plan de Ruanda de los últimos gobiernos conservadores, y defendido hasta casi las últimas consecuencias de Rishi Sunak, tirado por la borda, literalmente, con la entrada de los laboristas al poder, y con el que se pretendía enviar al país africano a los solicitantes de asilo, en un intento por disuadir de hacerse a la mar a otras personas. Ahora, el Gobierno de Starmer trata de controlar con mano dura un estallido de violencia antiinmigración que recorre todo el país.