DE LEJOS
¿Por qué para Europa no hay alternativa posible a la relación trasatlántica?
Starmer antepone el interés nacional al politiqueo doméstico para congraciarse con el vanidoso gánster que ocupa la Casa Blanca
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Iniciar sesiónA comienzos del siglo XX, sir Edward Elgar compuso su famosa media docena de Marchas de Pompa y Circunstancia, título inspirado ni más ni menos que en unas líneas del acto tercero, escena tercera, del Otelo de Shakespeare. Más inglés imposible. El juego ... de palabras, con música perfecta para graduaciones universitarias, aspiraba a glorificar tanto el alarde de un desfile militar (la pompa) como el combate (circunstancia). No hace falta decir que el esfuerzo por desvincular el vistoso ceremonial castrense de la brutalidad bélica resultó más bien efímero gracias a la sangrienta sordidez de la Primera Guerra Mundial.
Con todo, el Reino Unido –gracias a su monarquía– sigue siendo una superpotencia en materia de pompa y circunstancia. Prueba de ello, el recibimiento con todos los honores dispensado al presidente Donald Trump por el Gobierno de su Graciosa Majestad en Windsor. Una visita de Estado excepcional, ya que la tradición diplomática británica limita toda esta sobredosis de ceremonial a una sola por mandatorio. Es decir, Trump ha recibido una ración doble sin precedentes de ese distinguido agasajo.
La visita de Estado de Trump no es precisamente popular. De acuerdo a los reputados sondeos de YouGov, solamente un 16% de la población británica tiene una percepción positiva de míster Trump. Sin embargo, el primer ministro Keir Starmer ha optado por anteponer el interés nacional al politiqueo doméstico y hacer el pino puente para congraciarse con el vanidoso gánster que ocupa la Casa Blanca, entre cuyas debilidades está el poder absoluto, o en su defecto el poder con solera.
Proyectan una imagen de Trump con Jeffrey Epstein en el Castillo de Windsor
Ivannia SalazarUn grupo de activistas exhibe imágenes del presidente estadounidense junto al magnate, acusado de tráfico sexual de menores, en una de sus torres
Al Gobierno laborista de Starmer, al igual que a sus colegas Merz o Macron, no le hace especial ilusión jabonar a este irreconocible presidente de Estados Unidos. Con el agravante de que tanto en el Reino Unido, como en Alemania y Francia, por primera vez, la extrema derecha rebozada de trumpismo, vileza y xenofobia encabeza de forma simultánea los sondeos de intención de voto. Sin embargo, todos estos líderes responsables tienen algo muy claro: no hay alternativa posible a la relación trasatlántica.
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