Los jefes negociadores acuerdan elegir a Von der Leyen, Kallas y Costa para liderar la Unión Europea

Un reparto de lo más tradicional, que incluye países grandes y pequeños, del norte del sur y centrales y con la distribución ideológica que corresponde al pacto de la mayoría formado por populares, socialistas y liberales. La cuestión ya había quedado más o menos cerrada en la cena informal del lunes de la semana pasada, donde hubo algunas diferencias sobre el tiempo de mandato del presiente del Consejo, teniendo en cuenta las críticas que ha suscitado el saliente, el belga Charles Michel, al que muchos dirigentes habrían querido ver en su casa a mitad del periodo o incluso antes.

Lo que no se ha cerrado es la cuestión más peliaguda de las orientaciones políticas para la próxima legislatura que es una cuestión de lo más compleja que los líderes deberán dilucidar. El Partido Popular Europeo, ganador de las elecciones, ha hecho campaña proponiendo reducir la velocidad con la que se aplican los elementos de la transición energética y las políticas verdes pero tanto liberales como socialistas, que deben apoyar la investidura de Von der Leyen en el Parlamento, no están de acuerdo y quieren mantener el rumbo actual. Los populares podrían obtener fácilmente el apoyo de los conservadores del grupo de derecha radical ECR que dirige la italiana Giorgia Meloni pero entones perderían el de los socialistas. Y no todos los dirigentes tienen conciencia de que si no se atiende a esta reclamación que ha demostrado estar muy presente en importantes capas de la sociedad europea, en todos los países, las fuerzas euroescépticas y extremistas van a seguir prosperando.

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De modo que esta legislatura el reparto de los cargos parece un asunto menor. Von der Leyen es bien conocida por su gestión estos cinco años y Costa goza de gran prestigio entre los miembros del Consejo a pesar de las peripecias judiciales en Portugal, que resolvió con honor y decisión. Y la todavía primera ministra estonia ha demostrado tener una visión acertada y sólida de la realidad internacional, probablemente más centrada que la de Josep Borrell.

Los seis negociadores han sido el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y su colega polaco, Donald Tusk (por el Partido Popular Europeo), Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz en representación de los socialistas, y el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro holandés, Mark Rutte por parte liberal. Los dos últimos son los que representan la parte más frágil de la coalición, ya que Macron fue claramente derrotado en las elecciones europeas y afronta unas legislativas anticipadas en su país con perspectivas catastróficas mientras que Rutte asiste a su último Consejo ya que va a pasar a ser el próximo secretario general de la OTAN mientras en su país empezará a trabajar un nuevo gobierno en el que el peso principal estará en manos de un partido que pertenece al grupo europeo más alejado de la centralidad por el lado de la extrema derecha, el de Identidad y Democracia, que lidera precisamente la Agrupación Nacional que es el partido que parte como ganador también en Francia.

El Consejo dará probablemente también inicio a las negociaciones de adhesión de Ucrania y Moldavia como gesto político.