Ni puñetera idea

«No lo sé», fue la respuesta desde este lado, con un canapé de ensaladilla rusa en la mano. «Y tengo un mensaje para quien os diga que sabe quién va a ganar: no tienes ni puñetera idea». No era una forma de cortar la conversación para alcanzar al camarero con el plato de jamón. Es la realidad.

Las encuestas muestran que la batalla entre Kamala Harris y Donald Trump está ajustada al máximo. El acumulado de 'FiveThirtyEight' da una ventaja a la candidata demócrata de 2,8 puntos, una diferencia dentro del margen de error y que apenas se ha movido desde que Harris heredó la candidatura a finales de julio. En los siete estados decisivos, las cosas están todavía más empatadas. El acumulado de 'RealClearPolitics' para esos estados da un empate casi absoluto, una diferencia de 0,1 puntos para Harris. Es cierto que las encuestas han subestimado a Trump en las dos últimas presidenciales. Pero esto tampoco sirve para aclarar el pronóstico. «Honestamente, no lo sabemos», respondió este fin de semana en su 'newsletter' uno de los expertos electorales más seguidos de EE.UU., Nate Silver, ante la maldita pregunta.

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Los demoscópos que se dejan la vista escudriñando tablas y gráficos deben echar humo cuando escuchan a alguien decir «va a ganar Trump» porque se ha pasado por un mitin del multimillonario neoyorquino y había colas desde la mañana; o «va a ganar Kamala» porque ha leído no sé qué análisis en 'Politico' sobre los estados del cinturón del óxido.

Un elemento más para la cautela: queda mucho tiempo y muchas curvas por delante. El problema es que el 'yo ya lo dije' es muy tentador. Nadie se acordará del pronóstico excepto el que lo acierte; no habrá penitencia para el que se equivoque. Da igual, digan lo que digan. Ni puñetera idea.