Así viven los dominicanos una cita electoral marcada por la inmigración haitiana
«Los estamos recibiendo. Se les da la oportunidad, pero no podemos cargar con tanto, nosotros tenemos nuestras propias necesidades», expresan los habitantes
Abinader puede revalidar este domingo su mandato en República Dominicana

Por delante del colmado, pasa una camioneta con la foto del presidente Abinader y suena un merengue con la letra adaptada a su fin propagandístico. Detrás de la barra, está Genaro: «Éste ha robado más en cuatro años que los anteriores en treinta». Luis Abinader ... (Partido Revolucionario Moderno) ganó las últimas elecciones de la República Dominicana, hace cuatro años, canalizando el agotamiento con el gobierno anterior, salpicado por varios casos de corrupción.
El expresidente Leonel Fernández (La Fuerza del Pueblo) se vuelve a presentar, pero es Abinader quien encabeza las encuestas con tanto margen que podría no ser necesaria la segunda vuelta. «Mira»: frente al colmado, hay una camioneta cargada de garrafas de aceite de soja; «vienen y se lo dan a la gente para que les vote». A la mañana siguiente, Genaro tiene su garrafa detrás de la barra. En República Dominicana, los colmados tienen barra: puedes comprar galletas y papel higiénico, y puedes merendar una empanada de queso y un zumo de chinola. El colmado de Genaro está en Dajabón, a 250 metros de Haití.
La inmigración haitiana ha sido el tema central de la campaña de las elecciones generales. Tiene sentido, dada la inestabilidad creciente en Haití durante los últimos meses. Ha sido un arma arrojadiza de los aspirantes contra Abinader, que para rebatir las acusaciones de ser demasiado blando, lleva meses efectuando deportaciones ante las cámaras. Se inició la construcción de un muro en el último mandato de Fernández, y Abinader ha continuado con el proyecto. Abel Martínez (Partido de la Liberación Dominicana) es el tercer candidato en las encuestas: «Eso es un murito, cualquiera se lo vuela». Todos dicen lo mismo: las diferencias sólo están en la altura del muro. Pero la realidad es más suave que la retórica política: la frontera es hoy muy permeable (en Dajabón todos lo saben), y a muchos dominicanos les interesa.
La carretera
A lado y lado, hay anuncios de todos los candidatos a la presidencia, de los nueve, y también de los candidatos a diputado y a senador provincial. Uno sabe cuándo traspasa los límites regionales porque cambian las caras de los senadores. La mayoría optan por poner sólo el nombre de pila (Luis, Leonel, Abel; y lo mismo con los otros). Para acercarse al pueblo. La piel de los candidatos, de media, es más clara que la media de los dominicanos. El eslogan de Abinader es un oxímoron: «Sigue el cambio». El de Leonel Fernández, también: «Volvamos pa'lante». Prácticamente cada poste tiene su cartel y en las vallas publicitarias las elecciones han apartado casi todos los anuncios comerciales.

La capital
En Terminal 1, la estación de autobuses más importante de Santo Domingo, hay más gente que un sábado normal, pero menos que en otros sábados preelectorales. Son muchos los dominicanos que se desplazan (a la capital, o desde) para votar allá donde están empadronados, y son muchos los partidos que fletan autobuses para sus seguidores. Al otro lado de la Avenida Kennedy, en Duarte Vieja, se acerca una señora: «Aquí guarda el móvil. Te lo van a robar». La seguridad es otra de las preocupaciones principales de los dominicanos. Pero por detrás de la inmigración: puede ser porque la cuestión migratoria suele interpelar más a la gente, o porque ya han asumido hace tiempo que en Santo Domingo hay muchos barrios donde hay que vigilar de día y no ir de noche.

En la Lavandería Antillas, ya en el centro, están la dependienta, una niña pequeña y Sagrario. Sagrario debe de ser la abuela de la niña, y además es una asesora externa del negocio. No tiene decidido su voto. «Hay muchas cosas básicas a las que no se da la importancia que tienen». ¿Qué cosas?: «Los servicios gubernamentales llevan mucho tiempo, con cualquier documento. Las asignaciones de los fondos de pensiones para las personas que están en retiro. Mi madre está en proceso y tenemos casi dos años. Mi mamá no ha podido retirarse, tiene setenta años y aún no tiene su pensión». Continúa Sagrario e inevitablemente sale Haití: «La sanidad pública es todavía muy precaria. Y está lo de Haití. Lastimosamente, nuestro país ha tenido que cubrir mucho la salud de los haitianos que están migrando para acá». La niña le ofrece una galleta. «Los estamos recibiendo. Se les da la oportunidad, pero no podemos cargar con tanto, nosotros tenemos nuestras propias necesidades».
República Dominicana tiene un PIB per cápita de poco más de 10.000 dólares y 11 millones de habitantes. Son inmigrantes haitianos un alrededor del 5 %; son ciudadanos dominicanos de origen haitiano un 6 %. Por la noche, reina la calma en Ciudad Colonial.
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