La inestabilidad en España pesará en la cumbre europea de Granada
La excesiva ambición de la presidencia española contrasta con el pragmatismo de Francia y Alemania
Von der Leyen ha abierto el debate sobre la ampliación, pero nadie explica cómo reformar las reglas
Granada contará con un dispositivo policial «sin precedentes» en la Cumbre Europea de octubre
Corresponsal en Bruselas
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Iniciar sesiónUna reflexión sobre el horizonte de la Unión Europea. Ese es el objetivo de la reunión del Consejo Europeo que se celebra este viernes en Granada. La presidencia española pretendía que hubiera sido una exhibición de gestión y resultados como se pudo decir en ... su día de la cumbre de la OTAN en Madrid, pero la crisis política interna ha distraído al Gobierno de Pedro Sánchez en otros escenarios domésticos y la discusión gira estos días en torno a las opiniones de París y Berlín, en busca de una fórmula mágica para afrontar los principales desafíos que tiene ante sí la UE: la incorporación al club de países a los que se les ha prometido un horizonte europeo, y la gestión de la inmigración irregular y las fronteras exteriores.
En su discurso sobre el estado de la Unión, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lanzó abiertamente el mensaje de que en su opinión ha llegado la hora de cumplir la promesa que se le ha hecho a los países que están llamando a la puerta. La rapidez con la que se ha aceptado la concesión del estatus de candidato a Ucrania y Moldavia, por evidentes razones políticas, ha suscitado al mismo tiempo una reacción de contrariedad por parte de los países de los Balcanes occidentales, –Albania, Bosnia Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia–, a los que se les mantiene en la sala de espera desde hace lustros.
La cuestión ante la que se paralizan todas las proyecciones es la evidencia de que una ampliación más allá de los actuales 27 países miembros haría difícilmente gestionable a la Unión si no se procede antes a una reforma de los tratados, que es a su vez una opción que a estas alturas se considera imposible teniendo en cuenta que requeriría la más absoluta unanimidad. Después del naufragio de aquel intento de poner en marcha un Tratado Constitucional en 2005, la cuestión de la reforma de las instituciones pone los pelos de punta a todo el mundo en Bruselas.
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Objetivos grandilocuentes
En estas coordenadas, la presidencia española había pensado gestionar esta cumbre con objetivos grandilocuentes y su primer proyecto de conclusiones era un documento de más de 80 páginas lleno de elementos recurrentes, pero sin grandes propuestas concretas. Francia y Alemania han presentado su propia visión de las cosas para centrar la discusión en lo fundamental, basándose en la idea de que si es necesario cambiar los tratados pero no es posible hacerlo, lo único razonables es buscar alternativas.
Francia no solo tiene su propia versión de la solución, sino que ha logrado ponerla en marcha con el favor de prácticamente todos los países miembros, aunque no se puede decir lo mismo de los candidatos. La idea de crear la Comunidad Política Europea en la que participan tanto los países miembros como los candidatos (o aquellos que como el Reino Unido no son candidatos) de manera que se les ofrece una vieja fórmula que propuso en su día José Manuel Durao Barroso como presidente de la Comisión y que consistía en ofrecer a estos «vecinos» de la UE «todo menos las instituciones».
De hecho, una día antes del Consejo Europeo, el jueves se celebrará en Granada precisamente una nueva cumbre de esta organización que tanto le debe al presidente francés Emmanuel Macron y de la que aún no se ha establecido si es la sala de espera o el destino final para los candidatos. Lo que ahora está sobre la mesa es aún más complejo, puesto que la idea que se dibuja en la reflexión franco alemana es una Europa no de dos, sino de cuatro velocidades: un primer círculo de países miembros comprometidos con la integración entre ellos, del que ahora mismo estarían excluidos países reticentes como Polonia, Hungría o incluso Eslovaquia; un segundo círculo que formaría la actual UE y sus instituciones; un tercero en el que aparecerían los 'miembros asociados' que parece destinado a países como Noruega que asume sistemáticamente casi todo el desarrollo legislativo de la UE, aunque se diría también que es un traje a medida para casos como el de Ucrania o incluso Turquía; y, finalmente, el conjunto de la Comunidad Política Europea, que podría extenderse sin problemas hasta el Caucaso, como una nueva versión del Consejo de Europa.
Reunión informal
De todos modos, tratándose de una cumbre informal, en la que no es habitual tomar decisiones, y teniendo en cuenta que la presidencia está pensando en otras cosas, como demuestra que en los últimos tiempos el Gobierno español ha dedicado más esfuerzos a promover al catalán como lengua oficial en la UE que a avanzar en las discusiones sobre la cumbre de Granada, es muy probable que los jefes de Estado o de Gobierno se vuelvan a sus países encantados de haber visitado la maravillosa ciudad andaluza, pero sin haber llegado a resolver ninguno de los problemas que están sobre la mesa.
Después de esta reunión informal de Granada, el Consejo Europeo volverá a reunirse en Bruselas en diciembre, al final del semestre de la presidencia española, lo que marcará prácticamente el inicio de la campaña electoral europea. Será entonces el momento de hacer la valoración de esta discusión.
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