De la 'hawala' al crimen organizado, así se financia Hamás en Alemania
El grupo terrorista palestino lanzó al mundo musulmán una consigna de ayuda financiera a su lucha contra Israel y los bancos alemanes perciben desde entonces un aumento del flujo de capital hacia Oriente Medio
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Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónIsmail Haniya, el líder de Hamás, fue quien dio la orden de ataque el pasado 7 de octubre. La orden se saldó con la muerte de unas 1.200 personas, algunas de ellas de forma brutal, y desencadenó una nueva guerra en Oriente Medio. Pero ... Ismail Haniya no dio esa orden desde ninguno de los túneles en los que se esconde Hamás en la franja de Gaza, sino desde Qatar, donde reside en una villa en la playa, junto a su mujer y sus 13 hijos, y desde donde dirige un imperio financiero de alcance global. Los tentáculos de su red de recaudación son de alcance planetario, pero especialmente rentables en países ricos, como Alemania.
Tras el 7 de octubre, Hamás lanzó al mundo musulmán una consigna de ayuda financiera a su lucha contra Israel y los bancos alemanes perciben desde entonces un aumento del flujo de capital hacia Oriente Medio. Este movimiento tiene lugar a través de la banca ilegal 'hawala'. Los llamados 'hawaladars' trabajan intensamente en las ciudades alemanas con comunidades islamistas bien asentadas.
'Hawala' significa 'letra de cambio' o 'cheque' en árabe y se basa en la confianza en una persona a la que respetas. Cualquiera que quiera transferir dinero sin documentación entrega la cantidad y un código a un 'hawaladar' conocido en la comunidad árabe, que cobra una comisión por hacerlo. Los puedes encontrar en determinadas cafeterías o fumaderos de 'shisha'. Apenas hay evidencia de transacciones.
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El 'hawaladar' que reside en Alemania proporciona el código y la suma a un 'hawaladar' asociado en el país de destino. Después el remitente, desde Alemania, llama al destinatario en Oriente Medio y le comunica la suma y el código, con los que este acude al 'hawaladar' local y recibe la suma en moneda local o en artículos de lujo.
Los 'hawaladar' ajustan después cuentas entre ellos. Los captadores de dinero actúan a medida en la intimidad de determinadas mezquitas, donde se pide a los fieles muestras monetarias de devoción. Y a mayor escala, los clanes del crimen organizado, de cultura musulmana, hacen también sus aportaciones por esta vía, con dinero que proviene fundamentalmente de fraudes y negocios de drogas y extorsión, a pesar de que la banca 'hawala' está prohibida en Alemania desde 2009.
«Suponemos que los representantes de Hamás en los territorios palestinos, el Líbano y Turquía han recibido millones en activos sólo de Alemania en las últimas semanas», apuntan investigadores alemanes, «pero sólo nos enteramos de alguna por casualidad, quizá durante una redada encontramos un papel con una contraseña y un número de seis dígitos, y tiramos del hilo». A estas prácticas contribuye el hecho de que Alemania, a diferencia de otros países de la UE, no tiene un tope legal a las operaciones en efectivo.
Crimen organizado
Las simpatías por Hamás y Hizbolá son generalizadas entre los clanes alemanes del crimen organizado. El clan sunita, con una extensa red tapadera de tiendas de comestibles y restaurantes, que comercia ilegalmente con tabaco y está especializado en evasión fiscal y fraude fiscal, trabaja regularmente con secuaces de Hamás, organización que cuenta en Alemania con unos cien miembros activos. Los miembros del clan suní se consideran palestinos y el año pasado, cuando dos de los hermanos de la familia fueron asesinados por otro clan, numerosos invitados acudieron al funeral con banderas de Hamás. En ese funeral, por ejemplo, se recolectaron abiertamente donaciones para los «héroes de Gaza». Tuvo lugar en una mezquita de la organización Hermanos Musulmanes.
El clan Ak, en cambio, proviene del sur del Líbano, territorio controlado por el chií Hizbolá. En Alemania, sus familiares viven en Essen, Berlín y Frankfurt am Main. Se dedica al blanqueo de capitales, evasión fiscal y fraude, fundamentalmente a través de transacciones inmobiliarias con dinero procedente del narcotráfico.
La Inteligencia alemana sospecha que pertenece a una red de blanqueo de dinero de Hizbolá procedente de toda Europa en la que estaría implicada también la familia B., activa en Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia y Berlín. Existe además un clan C., que también pertenece al entorno de Hizbolá y activo en la zona del Ruhr y en Berlín, con intensa presencia en el comercio de droga. Esta familia tiene excelentes conexiones en el Líbano y allí apoya a la milicia libanesa. En uno de los apartamentos del clan en Berlín, según informan periódicos locales, cuelga en el pasillo un gran retrato del secretario general de Hizbolá, Hassan Nasrallah. En este entorno, Hizbolá y Hamás son considerados como una especie de partidos políticos que se presentan a elecciones en Oriente Medio. Los clanes se dividen en partidarios de uno u otro.
Pero además de estas contribuciones privadas, Hamás se beneficia también del dinero público alemán. Varios ministerios lo niegan taxativamente y el Estado exige, como en el resto de la UE, que las ayudas sociales y al desarrollo no estén relacionadas con el movimiento terrorista, pero una vez llega el dinero a Gaza, seguir su pista hasta el final resulta imposible y las valoraciones al respecto del Ministerio de Exteriores y del de Interior son contradictorias.
Alemania apoya financieramente a la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, y a la organización de ayuda de la ONU para los refugiados palestinos en la región, a pesar de que el jefe de la autoridad autónoma, Abbas, se ha puesto claramente del lado de Hamás. Sólo para el próximo año, el presupuesto federal ha destinado 350 millones de euros a la autoridad autónoma. El Ministerio de Cooperación ha entregado este año al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas en Palestina ( UNRWA) 65 millones de euros y otros 177 millones directamente a la cooperación con los territorios palestinos y la zona.
Además, el Ministerio de Exteriores lleva enviados unos 72 millones de euros en el año en curso, principalmente en ayuda humanitaria como alimentos, atención médica y atención psicosocial. «Ningún dinero alemán va parar a los terroristas», insiste un portavoz de Exteriores alemán, pero ninguno de estos ministerios proporciona una lista de todos los proyectos concretos financiados en los territorios palestinos que permitan comprobar la legitimidad de proveedores y subsidiarios. Tras el ataque de Hamás, el Ministerio de Desarrollo habló de un «punto de inflexión» y canceló las ayudas, pero esta semana la ministra Svenja Schulze ha liberado 90 millones de euros para UNRWA y otros 20 millones para la Franja de Gaza.
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