El arresto se produjo después de que el ADN de una pizza que comió Heuermann coincidiera con el material genetico encontrado en los restos de las mujeres. El juez ordenó su encarcelamiento sin derecho a fianza, citando «la extrema depravación» de su supuesta conducta.
Su mujer, Ellerup, no conocía la doble vida que llevaba el supuesto asesino, ya que Heuermann cometía los crímenes cuando su esposa y su hija se encontraban fuera de la ciudad como han comentado desde la Policía.
Ahora la mujer, tras enterarse de estos atroces crímenes, le ha pedido el divorcio. Heuermann y Ellerup se casaron en abril de 1996 y desde entonces vivían en un suburbio de Long Island, con su hija y el hijastro de Heuermann. Pese a estar durante mucho tiempo en la ciudad, los vecinos a penas conocían detalles de la familia.
Los vecinos describieron la casa como espeluznante y a la familia como distante, según la revista 'Long Island Press'.
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