España renuncia a condenar la dictadura de Nicaragua en la Asamblea de la OEA

Tuvieron que ser los otros países europeos representados como observadores sin voto en la OEA los que pidieron apoyo a la democratización de las dictaduras en el continente, dada la gravedad de la crisis migratoria tanto en Venezuela como en Centroamérica. Italia, Francia y los Países Bajos expresaron preocupación por la situación de derechos humanos en Nicaragua y Venezuela, instando a ambos países a realizar elecciones libres y democráticas, aun a pesar del decisivo apoyo de Brasil a ambos regímenes.

Aun después de que Brasil maniobrara para restar contundencia a una resolución de condena al régimen Nicaragua, el representante de España en esta asamblea general, Juan Fernández Trigo, que es secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, se limitó a resaltar la fortaleza de los lazos entre Europa y América Latina y a recordar que España se dispone a asumir la presidencia del Consejo de la Unión Europea.

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Fernández Trigo celebró que la OEA organice una asamblea en «un ámbito en el que estamos todos, y repito, todos». No dio más detalles sobre a quien se refería, pero en el seno de la OEA ha habido intensos debates sobre la ausencia reciente de las dictaduras de Venezuela y Nicaragua en el consejo permanente y la no participación histórica de Cuba en el organismo.

La misión de España ante la OEA la dirige la militante socialista y exministra de Sanidad dimitida por acusaciones de plagio Carmen Montón, que esta semana participó en un foro sobre violencia de género en los márgenes de la asamblea general. Fernández Trigo fue, antes de ser secretario de Estado, embajador ante la República de Cuba, un mandato durante el cual organizó una visita de Pedro Sánchez y otra de los Reyes.

Dijo el secretario de Estado en su intervención del miércoles que las amenazas para el continente provienen «de un escenario internacional complejo», y recordó que la presidencia española del consejo de la UE comienza con la cumbre de líderes de la Unión Europea y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebrará los próximos 17 y 18 de julio en Bruselas.

Tras esa primera intervención, hablaron Italia, Francia, la Santa Sede, Reino Unido, Suiza, Alemania, Israel, China, Países Bajos, Japón y, en mensaje grabado, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

El contraste del nuevo enviado italiano con el secretario de estado español fue patente. Dijo, en español, el representante permanente de Italia ante la OEA, Simone Turchetta: «Seguimos con preocupación la grave situación en Nicaragua y la represión desatada contra los opositores políticos, la sociedad civil y la Iglesia Católica… La misma preocupación tenemos por Venezuela. Apoyamos los esfuerzos de diálogo para generar elecciones libres y transparente».

Cuando le llegó el turno a Philippe Létrilliart, director adjunto para las Américas y el Caribe en el gobierno de Francia, exigió a la dictadura de Nicolás Maduro que acepte las peticiones para convocar elecciones democráticas, tras años de denuncias de fraude acumuladas. «Instamos a Venezuela a volver a la vía del diálogo para realizar elecciones libres y democráticas en 2024 con observación internacional», dijo Létrilliart.

En referencia a Nicaragua, el diplomático francés también expresó su preocupación por la situación política en algunos países de América Central y pidió «elecciones libres y democráticas».

En su turno, Alemania, bajo canciller socialdemócrata, exigió elecciones libres en Venezuela el año próximo. Países Bajos lamentó por su parte que la situación tanto en Nicaragua como en Venezuela haya empeorado notablemente.

De ese bloque, el núcleo duro de la UE representado ante la OEA, sólo España eludió hacer mención alguna a las dictaduras y la ausencia de elecciones libres en Venezuela y Cuba.

Brasil estuvo tratando' in extremis' de restar contundencia a la resolución de condena a la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua. Tras plantear varias modificaciones para suavizarla, los enviados de Lula da Silva negociaron este jueves algunas concesiones con Canadá y Chile, que buscaban mantener su contundencia.

Uno de los cambios más importantes que propone el Gobierno de Lula es quitar la petición por parte de la OEA a Nicaragua de que «retorne» a la democracia, ya que prefiere que se mencione solo un «refuerzo».