Desconfianza en Alemania tras el anuncio ruso de que el cierre del gasoducto Nord Stream 1 durará solo tres días

Se espera que el flujo de gas sea reanudado, por tanto, entre el viernes y el sábado, aunque solamente con un caudal equivalente al 20 por ciento del que fluía antes de la invasión rusa de Ucrania. Las cuestiones técnicas a las que se refería están relacionadas con una única turbina, que debe ser reparada en una estación de compresión. Pero a pesar de tratarse de una tarea relativamente sencilla y, aunque el Gobierno alemán considera ahora probable que el gasoducto vuelva al funcionamiento, no estamos ni mucho menos al final de la historia.

Gazprom ha ya adelantado, y así lo asume también el Gobierno ruso, que esa turbina requiere tareas de revisión cada mil horas de trabajo, por lo que la próxima parada del Nord Stream 1 se producirá seguramente a mediados de octubre. «Esa parada puede resultar más crítica para el mercado del gas europeo», advierte Sebastian Bleschke, director general de la Iniciativa de Almacenamiento de Energía (INES), en la que los operadores de las instalaciones de almacenamiento de gas natural han unido sus fuerzas. Ente los motivos de su preocupación, Bleschke cita que, a pesar de que las instalaciones de almacenamiento están a más de un 80 por ciento de su capacidad, «se llenarán menos rápidamente a partir de octubre, fechas en el que el uso de gas para la calefacción irá tirando de las reservas con más fuerza que el suministro».

El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, insiste en que no se puede confiar en el suministro de gas ruso durante el próximo invierno, a pesar de las declaraciones de Novak, y es cada día más pesimista sobre la contribución de Gazprom al suministro en los meses más fríos del año. La misma desconfianza muestran los gobiernos de los Bundeslander.

El gobierno regional de Sajonia celebró ayer una conferencia en la que participaron representantes de más de 50 municipios y servicios públicos, además de patronal y sindicatos de la región, para comenzar a diseñar un fondo que permita, llegado el momento, responder a las dificultades. La reunión sirvió sin embargo para confirmar que a escala regional no es posible afrontar la situación y el presidente de Sajonia, Michael Kretschmer, reclamó la organización de una conferencia de presidentes regionales en Berlín, junto con el Gobierno de Scholz, el mismo órgano que tomó las decisiones durante la pandemia. «El precio de la energía debe bajar», declaró como objetivo principal, «cada día es más obvio que nos jugamos muchos puestos de trabajo y el colapso de las cadenas de la economía». Kretschmer identificó la política energética como «el talón de Aquiles de la economía y la mayor amenaza».