Biden hunde a los demócratas con un indulto sin precedentes
Hunter Biden queda indultado de todo delito cometido entre 2014 y 2024, y se libra de pagar por un fraude colosal
Líderes del partido del presidente se sienten traicionados: «Nadie debería quedar por encima de la ley»
¿Por qué el indulto de Biden a su hijo representa el colmo de la ignominia?
Del hermanastro de Clinton al consuegro de Trump: los mayores escándalos en los indultos presidenciales de EE.UU.
Corresponsal en Washington
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Iniciar sesiónJoseph Robinette Biden ha construido su presidencia alrededor de la idea de ser un líder que prioriza la verdad y la justicia. Sin embargo, ese compromiso quedó profundamente cuestionado con el comunicado más controvertido de su mandato, y posiblemente uno de los más polémicos en ... la historia de la institución presidencial: el indulto absoluto y condicionado a su hijo Hunter. «Creo en el sistema de justicia, pero también creo que la política pura ha contaminado este proceso, llevando a una injusticia. Una vez tomé esta decisión, no tenía sentido retrasarla más. Espero que los estadounidenses entiendan por qué un padre y un presidente tomarían esta decisión», justificó Biden.
Queda entonces la pregunta: ¿cuál es el Biden que decía la verdad? ¿El que en junio afirmó, tras conocerse uno de los veredictos de culpabilidad de su hijo, que no lo indultaría -«Respeto la decisión del jurado, no le voy a indultar»- o el que este domingo otorgó el perdón?
Nunca antes un presidente de Estados Unidos había indultado a un familiar directo por delitos tan graves. Hunter Biden había sido hallado culpable de defraudar al fisco casi 1,4 millones de dólares y de mentir sobre su drogodependencia para adquirir un arma. Por el primer delito, Hunter se autoinculpó; por el segundo, un jurado independiente lo declaró culpable. Aunque aún no había sido sentenciado, la pena máxima combinada por ambos cargos podía alcanzar los 42 años de prisión. No obstante, es probable que la condena hubiera sido mucho menor, dado que no tiene antecedentes penales conocidos.
Biden rompe su palabra y aprovecha sus últimas semanas en la Casa Blanca para indultar a su hijo
David Alandete | Corresponsal en WashingtonEl hijo del todavía presidente de EE.UU. se enfrentaba a una posible condena de 42 años de prisión por fraude fiscal y tenencia ilícita de armas
El indulto presidencial borró de un plumazo todas las implicaciones legales de estos crímenes. Las polémicas andanzas de Hunter Biden, que han generado titulares durante años, quedan ahora protegidas por un escudo de inmunidad. Lo extraordinario del indulto es su alcance: no solo cubre los delitos ya conocidos, sino cualquier posible crimen cometido por Hunter entre el 1 de enero de 2014 y el 1 de diciembre de 2024. La decisión, tomada en los últimos días del mandato de Biden, se anunció la noche del domingo, buscando evitar mayores repercusiones mediáticas.
La controversia generada por el indulto de Joe Biden no solo radica en su naturaleza, sino también en el momento en que se produce y en sus profundas implicaciones políticas. Este acto ya ha desatado acusaciones de nepotismo y de un uso indebido del poder presidencial. Donald Trump, presidente electo, no tardó en calificar la medida como un «aborto de la justicia» y, en tono irónico, sugirió a Biden que también indulte a los imputados y condenados por el asalto al Capitolio de 2021. Aunque Biden no ha explicado explícitamente qué lo llevó a cambiar de postura, es evidente que algo ha variado desde sus enérgicas negativas iniciales hasta la decisión de otorgar el perdón. Biden, que ni siquiera está en la Casa Blanca, ya que se encuentra de viaje en África, enfrenta un nuevo escenario político: Trump ha ganado las elecciones y se dispone a tomar el control del Departamento de Justicia. Entre los nombramientos clave del próximo gobierno están Pam Bondi como fiscal general y Kash Patel como director del FBI, ambos leales colaboradores de Trump. Ambos han abogado en el pasado por investigar a la familia Biden, especialmente por los controvertidos negocios de Hunter Biden en países como Ucrania y China.
Los demócratas despertaron ayer conmocionados tras el golpe de la derrota electoral y la pérdida total del poder en Washington. Muchos no entendían por qué Biden no se limitó a conmutar la sentencia de su hijo una vez esta se hubiera dictado, una opción que tenía a su disposición y que habría generado menos controversia.
Reputación arruinada
Uno de los más críticos fue el gobernador de Colorado, Jared Polis, quien calificó el indulto como «un mal precedente que podría ser abusado por futuros presidentes». Polis también arremetió contra la decisión de Biden, señalando que «arruina su reputación» y subrayando que, aunque se pueda sentir empatía por las luchas personales de Hunter, «nadie está por encima de la ley, ni un presidente ni su hijo».
En el Capitolio, varios demócratas expresaron su preocupación de que la acción de Biden debilite la posición del partido frente a Donald Trump, especialmente considerando que durante años los demócratas han denunciado los supuestos abusos de poder del expresidente. Advirtieron que el indulto de Hunter podría complicar los ataques contra Trump por sus propios indultos polémicos. Entre los críticos, el congresista Greg Stanton, de Arizona, rechazó las afirmaciones de que los casos contra Hunter fueran políticamente motivados y aseguró: «Hunter cometió delitos graves y fue condenado por un jurado».
La Casa Blanca se atrincheró ayer mientras las repercusiones del indulto a Hunter seguían escalando. Con Joe Biden de viaje en Angola, no hubo conferencia de prensa en Washington para abordar el tema. La primera dama, Jill Biden, hizo una breve aparición pública para desvelar las decoraciones navideñas y recibir a familias de militares en la residencia presidencial. Ante la pregunta de los periodistas sobre el indulto, respondió: «Por supuesto que apoyo el indulto a mi hijo».
Sin embargo, nadie en la presidencia aclaró por qué Bien optó por un perdón completo en lugar de conmutar las penas, algo que habría generado menos controversia. En su comunicado, Biden insinuó la razón al afirmar que los republicanos estaban obsesionados con perseguir a su familia. Aun así, los republicanos no están actualmente en el poder ni controlan el Departamento de Justicia, y no fueron quienes determinaron la culpabilidad de Hunter en los dos casos en su contra. Además, el hijo del presidente nunca ha ofrecido explicaciones convincentes sobre sus negocios en Ucrania, un tema turbio que sigue sin esclarecerse.
En 2019, Donald Trump presionó al presidente ucraniano Volodímir Zelensky para que investigara los pagos de Burisma, una empresa energética de ese país en la que Hunter Biden trabajaba. Trump sospechaba que esos negocios eran parte de un esquema corrupto para beneficiar a la familia Biden. Esa presión desató un escándalo que culminó en el primer juicio político contra Trump, aunque fue finalmente exonerado por el Senado. Biden, por su parte, evitó profundizar en el asunto, ganó las primarias demócratas y luego las elecciones presidenciales de 2020.
Durante esa campaña, un ordenador portátil supuestamente perteneciente a Hunter acabó en manos del abogado personal de Trump, Rudy Giuliani. Según reportes, ese ordenador contenía correos electrónicos que podrían haber demostrado conflictos de interés en los negocios de Hunter, pero las plataformas digitales, como Twitter y Facebook, limitaron la difusión de esas noticias, argumentando que podían tratarse de desinformación rusa o interferencia extranjera. Hoy, el alcance real de esos contactos y los detalles de los negocios de Hunter podrían quedar irresueltos.
Clan familiar al rescate
Los Biden se enfrentan ahora a una tarea monumental para deshacerse de las acusaciones de haber actuado como un clan familiar, utilizando las instituciones en su propio beneficio y tratando de situarse por encima de la ley. Joe Biden, quien prometió ser un presidente de un solo mandato, ya había perdido apoyo dentro de su partido al insistir en mantenerse en el poder pese a señales evidentes de deterioro físico y cognitivo. Esa decisión se prolongó hasta que fue demasiado tarde: su desempeño en un debate electoral desastroso selló su caída en las encuestas.
Posteriormente, impuso a Kamala Harris como la candidata demócrata a la presidencia sin permitir un proceso de debate interno, forzando una estrategia que muchos consideraron precipitada. No son pocos los demócratas que lo responsabilizan de la debacle electoral de noviembre, que dejó al partido no solo sin la Casa Blanca, sino sin ningún control en el Capitolio. La derrota ha relegado a los demócratas a una posición de irrelevancia política en Washington, con un futuro incierto frente a la consolidación del poder republicano liderado por Trump.
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