Alemania supera su marca con más de 300.000 solicitudes de asilo en lo que va de año

Los ciudadanos alemanes no necesitan estadísticas para valorar el fenómeno porque lo tienen a la vista, pero los datos sirven para constatar un nuevo récord. En noviembre se superó la marca, con 35.316 solicitudes de asilo en Alemania, un 11% más que en octubre. Van ya más de 300.000 solicitudes de asilo este año, en comparación con las 189.998 de 2022, un aumento del 60,3%, con clara mayoría de sirios y turcos. Los hombres representan el 80% de las solicitudes de adultos, según la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF), la mayor institución de su tipo del mundo, un once por ciento más que en octubre.

Desde 2012, se supera cada año la marca de las 100.000 solicitudes de asilo y Alemania, en consecuencia, ha creado un enorme aparato administrativo de inmigración alrededor de este fenómeno. La aglomeración de expedientes tiene como consecuencia que se tramiten con retraso, lo que explica por qué en noviembre se presentaron muchas más solicitudes de asilo, a pesar de que el número de entradas ilegales detectadas disminuyó drásticamente tras la ampliación de los controles fronterizos estacionarios en vigor desde el mes de octubre.

Las autoridades son conscientes de que la inmigración de asilo real supera considerablemente el número de solicitudes presentadas y reconocen la dificultad para llevar a cabo las deportaciones de los refugiados a los que se deniega el estatus de asilo, que terminan en su mayoría quedándose en Alemania en una especie de limbo administrativo. Otro de los grandes fallos del sistema es que, una vez obtenido el estatus de asilo, la integración en el mercado laboral presenta índices muy bajos.

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El Instituto de Investigación del Mercado de Trabajo y Ocupaciones (IAB) lleva años siguiendo ese dato y afirma que un refugiado necesita una media de seis años para conseguir su primero trabajo. La tasa de desempleo es del 30,3% para las personas de los ocho países con mayor migración: Afganistán, Eritrea, Irak, Irán, Nigeria, Pakistán, Somalia y Siria. Después de seis años en el país, aproximadamente el 50% está trabajando, aunque con datos desiguales entre mujeres y hombres. Después de seis años, el 67% de los hombres y el 23% de las mujeres ha encontrado empleo, en un país en situación técnica de pleno empleo. Sólo después de ocho años se produce un salto entre las mujeres, pero aun así sólo hasta el 39%. De las 890.000 personas sanas que ingresaron al país en 2015, el año de la crisis de los refugiados, el 54% está hoy trabajando.

En estas cifras no están incluidos los refugiados ucranianos, que contabilizan aparte. Actualmente reciben prestación social unos 700.000 ciudadanos ucranianos, de los cuales unos 480.000 tienen posibilidades de empleo. El gasto de este grupo se refleja en el presupuesto federal, con un apartida de entre 5.500 y 6.000 millones de euros anuales, según ha informado el ministro de Finanzas Christian Lindner. El pasado mes de septiembre, Lindener anunció una reducción prácticamente a la mitad del presupuesto para la acogida de refugiados, desde los 3.750 millones de euros de 2023 hasta los 1.700. Ahora ese presupuesto está en suspenso por falta de fondos y la 'coalición semáforo' de Olaf Scholz se ha propuesto firmemente endurecer su política y reducir todo tipo de ayuda que pueda servir de efecto llamada.