Alemania se declara en «punto de quiebra» migratorio

La pertinencia de la propuesta se basa en las cifras. En 2022, 1,2 millones de personas buscaron amparo en Alemania, un dato por encima del registrado durante la 'crisis de los refugiados' de 2015 y 2016. Entre enero y agosto de 2023, se han presentado más de 200.000 nuevas solicitudes de asilo, un 77% más que en mismo periodo del año anterior. El 70% de los solicitantes son hombres. Según la policía federal, 400.000 personas más solicitarán asilo todavía antes de final de año. A esto se suman los 1,1 millones de ucranianos acogidos actualmente en Alemania.

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Todo ello ha llevado a un inevitable colapso administrativo. Pero la Alemania que lleva a cabo esta gran operación de acogida no es la de 2015. Ahora un partido populista, antieuropeo y antiextranjeros, Alternativa para Alemania (AfD), se ha asentado en las encuestas por encima del 20% de los votos, sólo por detrás de la CDU y con mayorías absolutas de hasta el 39% en la mitad este del país. La población percibe una situación a la deriva, la pérdida de control por parte de las autoridades. La política migratoria del Gobierno es rechazada por el 74% de los alemanes, según una encuesta de Civey para Fous, y el 83% se dice víctima del encarecimiento de la vivienda por este motivo.

Incluso el siempre moderado presidente alemán, el socialdemócraata Frank-Walter Steinmeier, ha declarado esta semana, en vísperas de su visita a Italia, que «me tomo muy en serio cuando escucho fuertes gritos de ayuda de Italia, pero también de ciudades Alemanas» y ha diagnosticado que Alemania, al igual que Italia, está «en punto de quiebra».

Lo que la CDU propone es un consenso entre los grandes partidos para una serie de medidas como ampliar la lista de países considerados seguros y de los que no se aceptan refugiados, incluyendo a Georgia, Moldavia, India, Túnez, Marruecos y Argelia: introducir controles fronterizos en las fronteras con Polonia, la República Checa y Suiza; acuerdos eficaces con los países de origen pertinentes; y un incremento de los retornos voluntarios incentivados y las deportaciones, además de defender a escala europea un refuerzo de la seguridad en las fronteras exteriores de la unión.

La propuesta no contempla un tope de acogida de refugiados que varios miembros destacados del partido, como el presidente regional de Baviera, Markus Söder, fija en su campaña electoral en 200.000 al año, seguramente porque viola el derecho de asilo vigente y quizá la Ley Fundamental. Fuera de la propuesta parlamentaria, miembros de la CDU como el presidente regional de Sajonia, Michael Kretschmer, cuestionan también los beneficios sociales que Alemania ofrece a los solicitantes de asilo, muy superiores a los de otros países europeos y que ejercen en su opinión un efecto llamada.

Es evidente que esta no es la CDU de Merkel, no sólo por el contenido, sino también por el tono empleado en el debate. El encargado de defender la propuesta, Alexander Dobrindt, atacó a voz en grito a Los Verdes, socio minoritario del Gobierno que ha bloqueado la clasificación de Georgia y Moldavia como países seguros en el Consejo Federal, y pidió a la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, que se ha negado a introducir controles fronterizos estacionarios en las fronteras con Polonia y la República Checa, que «por fin abandone el carro verde».

Además, el Gobierno de Scholz bloquea un acuerdo sobre una nueva política europea de asilo, lo que desde el punto de vista de la CDU es un gran error. «La ministra de Interior no es una fuerza motriz en materia de refugiados, sino el caballo de Troya para exacerbar la crisis migratoria». «Les ofrecemos resolver este problema con nosotros, porque de lo contrario puede convertirse en una crisis social», advirtió el cristianodemócrata.

Pero Faeser, visiblemente irritada, rechazó todas las acusaciones: recordó que ha cerrado la puerta a los refugiados procedentes de Italia por el mecanismo europeo de solidaridad; aparcó por ahora su plan de reunificación familiar y calificó la propuesta de «populista» y a la CDU de «hacer campaña sobre las espaldas de las personas que están amenazadas por la guerra y el terror».