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Obama: «Una cosa es que se cuestionen mis políticas y otra que se cuestione mi fe»

Califica a Zapatero como un «querido amigo» y le encarga trasmitir «saludos americanos al pueblo de España»

Michelle Obama besa a su marido en el Desayuno de la Oración / REUTERS

Confortable desde la intensa tradición religiosa afro-americana en Estados Unidos y haciendo gala de una retórica que no duda en incorporar guiños de "gospel", el presidente Barack Obama ha aprovechado su turno de palabra en el Desayuno Nacional de Oración para pedir por la resurrección de la perdida civilidad política. Esfuerzo de urbanidad, respeto, escuchar y dialogar que a su juicio debería empezar por republicanos y demócratas en Washington.

El presidente de Estados Unidos ha empezado su turno calificando a José Luis Rodríguez Zapatero como "mi querido amigo". Con el expreso encargo de trasmitir "saludos americanos al pueblo de España". Pero a pesar de los evidentes gestos de simpatía personal, ambos líderes no han tenido oportunidad de encontrarse antes de que Obama ocupase el podium .

En sus reflexiones, precedidas por un largo discurso de Hillary Clinton, el presidente Obama ha reconocido la tendencia natural a rezar sólo "cuando la gracia de Dios parece más alejada". Pero ha destacado cómo en la tragedia de Haití "la gracia de Dios no ha estado ausente" a la vista de los himnos, las plegarias improvisadas y las Biblias que han aflorado en mitad de las ruinas. Junto a la solidaridad demostrada por creyentes y no creyentes, además de la gran generosidad de la comunidad internacional, con mención especial para España.

Aunque las grandes catástrofes son muy efectivas para sacudir la conciencia, Obama ha criticado la complacencia que generan "las crisis del día a día" que producen debates ideológicos y pulsos de poder con resultados estériles frente "a los niños sin comida, los hombres sin techo y las familias sin cobertura sanitaria". Según el presidente, la polarización política a la hora de encontrar soluciones a estas lentas catástrofes es como "una torre de Babel donde perdemos el sonido de la voz de Dios".

En su intervención, marcada por las complicadas perspectivas de su presidencia tras un primer año de mandato , Barack Obama ha reprochado que el pulso político en Estados Unidos se está convirtiendo en "un deporte de todo o nada, donde un bando está siempre acertado y otro equivocado cuando en realidad ningún bando tiene el monopolio de la verdad". A su juicio, "una cosa es que se cuestione mis políticas y otra, que se cuestione mi fe o incluso mi ciudadanía". En referencia a las teorías conspirativas de extrema derecha que ponen en duda el certificado de nacimiento de Obama en Hawai.

A su juicio, se está olvidando con graves perjuicios que todos "compartimos en algún nivel profundo los mismos sueños, incluso cuando no compartimos los mismos planes para conseguirlos". Entre esos principios básicos, a su juicio figuran la educación, la lucha con la pobreza, la sanidad y el respeto a los "gays", con independencia de las opiniones divergentes que genera la cuestión del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Según Obama, la gente reza para superar obstáculos y "les aseguro que estos días yo estoy rezando mucho". Pero su principal plegaria es para que retorne la civilidad política perdida porque en su opinión, el progreso no se alcanza "cuando demonizamos a nuestros oponentes sino cuando abrimos nuestros corazones". Su intervención ha terminado con el deseo de que "Dios os bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América".

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