Una bandera del polisario en un Ayuntamiento alemán, detrás de la crisis entre Rabat y Berlín

La Fundación Konrad Adenauer confirmó ayer que «algunos de nuestros socios en Rabat están cancelando eventos, o pidiéndonos que los retrasemos unas semanas». También la aerolínea Air Arabia, que opera varios vuelos entre estos dos países, ha confirmado que quedan suspendidos los vuelos de conexión y que se restringe la entrada de los pasajeros de nacionalidad alemana que deseen ingresar en Marruecos, aunque lleguen a este territorio desde un tercer país. La salida de los ciudadanos alemanes sí está permitida en caso de que embarquen en vuelos con destino a países extranjeros. Esta suspensión de vuelos estará vigente en principios durante los próximos quince días, según fuentes de la aerolínea.

«Marruecos desea mantener relaciones con Alemania , pero esto es una especie de advertencia que expresa nuestro descontento en muchos temas», alcanzó a explicar ayer un alto representante del Ministerio de Exteriores de Marruecos a la agencia de noticias Afp, ante el estupor internacional por una decisión que el Ministerio de Exteriores alemán prefiere no comentar. A nivel oficial, la embajada de Alemania en Marruecos no ha sido informada sobre la medida del Gobierno marroquí. «Tomamos nota de lo que se ha publicado, pero por ahora no comentaremos nada», se limitó a expresar un portavoz. Fuentes diplomáticas han informado que el secretario de Estado de Exteriores ha pedido al embajador de Marruecos en Berlín una discusión urgente y una explicación de lo sucedido.

Varios son los puntos de fricción que han surgido en los últimos meses entre los dos países, aunque ninguno tiene entidad suficiente, al menos en apariencia, como para alterar una relación bilateral muy fructífera para Marruecos. Alemania ha criticado la decisión estadounidense de reconocer la soberanía de Marruecos en el Sahara Occidental y el alejamiento de Rabat de las negociaciones sobre el futuro de Libia en la conferencia que organizó Berlín en 2020. El pasado mes de enero, el ministro Burita ya declaró que algunos países de la Unión Europea debían «salir de la zona de confort» en lo referente al Sahara Occidental y seguir «la dinámica internacional iniciada por EE.UU.», en referencia al reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara anunciada en diciembre por el presidente saliente, Donald Trump. Esta primera señal habría sido ignorada por el gobierno alemán, que no ha modificado su postura.

La incomodidad de Rabat se remonta a principios de diciembre, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, reconoció la reclamación marroquí del Sahara Occidental poco antes de dejar el cargo. Trump despreciaba una vez más a la diplomacia europea, que lleva mucho tiempo haciendo campaña por una solución negociada en el marco de Naciones Unidas. Alemania reaccionó distante, dado que todavía era miembro del Consejo de Seguridad de la ONU en esa fecha, y programó una reunión de emergencia sobre el Sahara Occidental el 17 de diciembre, lo que enfureció a los marroquíes.

En Rabat, Alemania parece haber sido identificada como un obstáculo importante para el reconocimiento final de las reclamaciones sobre el Sahara Occidental. «Sin la resistencia alemana sobre este tema, los círculos diplomáticos marroquíes creen que habría habido una dinámica a favor de Marruecos a nivel europeo. Porque las posiciones francesas, holandesas e incluso españolas se consideran más flexibles que las alemanas », dice un analista del portal de noticias marroquí ‘le Desk’.

El detonante parece haber sido el hecho de que el pasado sábado, con motivo del 45º aniversario de la fundación de la República del Sahara Occidental , se izase durante unas horas la bandera del movimiento de liberación Frente Polisario en la fachada del ayuntamiento de Bremen. Algo muy similar había sucedido ya en 2016, cuando el Reino de Marruecos protestó ante la ciudad hanseática, que mantiene tradicionalmente relaciones relativamente estrechas con los saharauis.

Hasta estos desencuentros, la relación bilateral marchaba viento en popa. Además de las preexistentes ayudas al desarrollo, los dos países firmaron este verano un acuerdo para que el gobierno alemán financie con más de 1.387 millones de euros varios proyectos de eficiencia energética, que incluyen el desarrollo de energías renovables y la gestión del potencial hidráulico de Marruecos. Esta financiación, con 202,6 millones de euros en forma de donación y otra en préstamos ventajosos , supone una de las inversiones más costosas llevadas a cabo hasta ahora por Alemania en ese país, un nuevo programa de cooperación denominado ‘Asociación para impulsar reformas’ que incluye también la reforma del sistema financiero del país magrebí y la mejora del clima empresarial, con el objetivo de promover el desarrollo del sector privado y el crecimiento sostenible.

A principios de diciembre, de hecho, el jefe de la diplomacia marroquí saludó en un comunicado la «excelente cooperación entre los dos países», tras una conversación telefónica con el ministro alemán de Cooperación y Desarrollo Gerd Müller.