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«El avión era un caos y las maletas volaban», asegura el superviviente asturiano del «milagro de Durango»

El minero José Manuel Pulgar se considera «afortunado» tras salvarse de la muerte en el accidente aéreo en México

José Manuel Pulgar, en la cama del hospital donde se estuvo recuperando de sus heridas Foto: Efe. Vídeo: ABC

Manuel Trillo

José Manuel Pulgar , «Josman», lleva dos décadas adentrándose en las oscuras entrañas de la tierra asturiana. Su padre, minero como él, murió a los 42 años en un pozo de Mieres, después de que la locomotora que reparaba le aprisionara el cráneo contra una vigueta. A esa misma edad, pero a miles de kilómetros al otro lado del Atlántico y 29 años después, Josman estuvo el martes a punto de perder la vida en un accidente de avión en México , adonde había acudido a la boda de un cuñado. Sin embargo, la pericia del piloto, y sin duda la fortuna, le salvaron de la muerte, como al resto de las 103 personas a bordo del Embraer 190 de Aeroméxico que despegó en Durango con destino a la capital azteca.

Con la mayor naturalidad, desde la cama del hospital militar mexicano donde estuvo recuperándose de sus «rasguños», como él llama a sus lesiones, este minero de Pola de Lena dice sentirse «afortunado» y relata lo que califica como «una experiencia dura».

El avión acababa de despegar en medio de una fuerte tormenta de granizo. Entonces «sufrió una cizalladura, con viento racheado de lado que lo tiró abajo», recuerda el superviviente español en un vídeo remitido a ABC por la familia. «El piloto intentó dar la vuelta para aterrizar, pero no llegó y entonces intentó posar -continúa-. El primer intento fue bueno y pensamos que estaba aterrizando, pero debió de rebotar o volver a coger vuelo».

«Todos gritaban»

Según José Manuel Pulgar, «el segundo impacto fue bestial», todos los pasajeros se pusieron a gritar y sufrió «un impulso hacia el asiento de delante muy grande». Con el tercer golpe, la aeronave se convirtió en «un caos», en el que se abrieron los compartimentos para las maletas, y «el equipaje volaba y te golpeaba». «Fue increíble», resume.

El avión quedó de lado, por lo que quienes estaban de un lado caían sobre los que estaban del otro, a los que «les costaba mucho trabajo salir». El aparato se incendió y las llamas se acercaron tanto detrás de su asiento que ya notaba su calor. Él mismo ayudó a evacuar a la mujer sentada a su lado y a otros pasajeros, e incluso al propio piloto de la aeronave, que no conseguía salir del aparato. Finalmente, celebra, «no murió nadie, que es lo mejor de todo».

Pulgar, que fue hospitalizado en el Hospital Militar del Campo de Batalla 5 de Mayo, tenía un corte en la ingle y un fuerte dolor en el costado, además de diversas magulladuras. Este jueves se le iban a practicar pruebas para comprobar si tenía algún daño en las costillas. Por la tarde recibió el alta , según su familia.

Tras la boda de su pariente en Durango, el minero volaba solo de vuelta a España para reincorporarse a su trabajo en el pozo Nicolasa de Hunosa, en Mieres, donde es vigilante de artilleros -el responsable de distribuir la dinamita en la mina-. Su esposa, Fabiola, iba a permanecer unos días más en México con los dos hijos de la pareja. Ahora, en cuanto los médicos digan que está en condiciones de volar, regresará la familia junta a Asturias.

Alarma entre los familiares

Allí le esperan su madre, su hermano mellizo y sus dos hermanas, los tres últimos también mineros en Hunosa. Una de ellos, Sigrid, recuerda a este periódico que se enteraron del accidente por la televisión. «¡Ese vuelo es el de mi hermano!», exclamaron al conocer la noticia. No se creían que no hubiera ningún fallecido y que se había producido «un milagro», como pronto se empezó a decir. De hecho, los familiares ya estaban pensando en hacer las maletas para viajar a México cuando les llamaron desde aquel país para informarles de primera mano de que Josman estaba sano y salvo. «Gracias a Dios», comenta ahora con alivio, ya que el vuelo «casi acaba en un disgusto».

Sigrid cree que su hermano, al que ya se aclama como un héroe, en realidad se comportó como «cualquier persona en su sano juicio». «Ayudó a quien pudo», explica.

Entre tanto, han sido localizadas «en perfecto estado» las cajas negras del aparato accidentado, según anunció ayer el director ejecutivo de la compañía Aeroméxico, Andrés Conesa. Su análisis permitirá previsiblemente aclarar los detalles del siniestro, si bien las primeras investigaciones apuntan al fuerte viento como causa.

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