Suscríbete a
ABC Cultural

La misteriosa muerte de Julián Romero, el «mediohombre» de los Tercios con el corazón gigante

El doctor jesuita Martín Antonio del Río, que coincidiera con él en Flandes, lamentó su muerte en sus textos, atribuyéndola a una congestión sanguínea y no, como algunos pensaban, «que le había ocurrido lo que sucede habitualmente a casi todos aquellos cuyas heridas han sido curadas por medio de sortilegios y encantamientos»

Julián Romero y su santo patrono, por El Greco
César Cervera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En el momento de su muerte, a Julián Romero le faltaba un ojo, una pierna, un brazo y no escuchaba bien de un oído. El soldado conquense, además, había perdido a un hijo, tres yernos y cuatro hermanos luchando en la milicia. Las ... cicatrices recorrían de arriba abajo su cuerpo, a modo de tatuajes de las guerras libradas durante toda una vida. Un tipo indestructible. También los Tercios de Flandes tenían su particular medio hombre. Pero el hallazgo más sorprendente en su cuerpo era que, al abrirle el pecho, apareció un corazón de gran tamaño y peludo… Lo mismo que el romano Mesenio, de quien se decía que había dado muerte a 300 espartanos de su propia mano.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia