La dura infancia de Tamara Falcó: «De pequeña me mandaban a fiestas y lo pasaba fatal, incluso lloraba»
La marquesa de Griñón ha recordado momentos difíciles de su crecimiento en una entrevista para 'El Mundo'
«Mis padres eran muy sociales, yo no tanto», ha asegurado para sorpresa de todos
Tamara Falcó: «El 2024 ha sido muy bueno, Dios siempre me sorprende»
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Iniciar sesiónPor unas cosas o por otras, Tamara Falcó siempre sorprende. Esta vez lo ha hecho en una entrevista para 'El Mundo' en la que ha recordado una infancia que para ella fue difícil, según ha dicho, por algo a lo que parece que ... con el tiempo se ha acostumbrado. «De pequeña me mandaban a fiestas y lo pasaba fatal, incluso lloraba», ha asegurado.
Esta vez ha tocado un ejercicio de introspección pública a través de una entrevista y lo cierto es que el contenido no ha defraudado en absoluto. Ha recordado los tiempos de una niñez marcada por los eventos públicos y la atención mediática, conociendo el glamour que siempre desprendió una pareja como eran Carlos Falcó e Isabel Preysler. «Mis padres eran muy sociales, yo no tanto», ha insistido.
Eran tiempos en los que el marqués y la 'reina de corazones' eran asiduos a las celebraciones donde se congregaba la jet set madrileña y donde los flashes iluminaban los lujosos recintos de reunión. «Ellos participaban más en los actos sociales, no eran tan prisioneros. Esto es real. De pequeña me mandaban a fiestas y me escondía, no quería ir. Lo pasaba fatal, incluso lloraba», ha asegurado Tamara Falcó.
«Ansiedad social»
Eso sí, ha reconocido que «la única parte que me gustaba de las fiestas era vestirme». Un gusto que no ha cambiado. «Recuerdo que mi madre tenía como los vestidos guardados en cajas; y ese momento, en el que se los probaba y me enseñaba las bailarinas, me encantaba», ha rememorado antes de añadir: «Pero tener que ir a la fiesta... lo odiaba».
Tamara Falcó ha proseguido con el relato sus recuerdos de aquellas reuniones de fantasía admitiendo que «después lo pasaba fenomenal». «Llámalo ansiedad social o lo que sea. Desde pequeña he sido como muy de ir a mi bola. A día de hoy todavía evito muchas cosas sociales. Mi padre se lo pasaba fenomenal. Tenía una energía... incluso con 80 años», ha señalado. Y es que para ella, «cuando te arreglas para algo, muestras respeto».
Para ella, formar parte de la aristocracia tiene sus ventajas, aunque alguna resulte especialmente llamativa en su caso su singular opinión. «Es bonito porque forma parte de tu familia. Es una especie de legado que tenían mis antepasados y que me ha llegado, como una joya que pasa de generación en generación. Servir, servir... para que quizás queden bonitos tus tarjetones».
Siempre ha sido «un poco yogui»
Tamara Falcó no solo es conocida por lo que desprende de su actitudes, sino por cómo se ve a ella misma y cómo explica su sentido de la espiritualidad y riqueza interior. «Siempre he sido un poco yogui. Necesito momentos de silencio. Es gracioso, porque mi marido es lo contrario. Cuando subimos a la montaña, él tiene que moverse, y yo me quedo ahí, con las mariposas, sentada, viendo el río», ha narrado en su característica forma.
A ello parece recurrir para soportar impávida todo lo que lee en la prensa cada poco en relación a su marido, Íñigo Onieva, un matrimonio que siempre ha estado en el ojo del huracán y del que cada poco salen rumores sobre eventuales crisis nunca concretadas. Entre sus planes está aumentar la familia, aunque el momento no acaba de llegar.
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