El calvario de Arantxa Sánchez Vicario: de ser la número 1 del tenis mundial a vivir de la ayuda de sus amigos

Su vida era casi perfecta, en 2008 contraía matrimonio con Josep Santacana y tenían dos hijos, aunque su familia nunca vio con buenos ojos esta unión, algo que la mantuvo enfrentada a sus padres y hermanos durante años. Esa fue su peor decisión, reconocía la ex tenista con los años. Según ha declarado en numerosas ocasiones, su exmarido es el origen de todos sus problemas judiciales y económicos. «Me arrepiento de haberle dado el control. Tenía que haber separado el amor del resto de mi vida», confesaba tras hacer pública su separación.

Arantxa llegó a revelar tras su separación que los trofeos y sus cosas personales se los había llevado su exmarido: «Están en casa de sus padres y voy a intentar en algún momento recuperarlos». Es tal el desprecio que Arantxa siente por su ex que se ha borrado los tatuajes que le recordaban a él. Con el tiempo Arantxa recuperó la relación con su familia a quienes acusó en su libro «¡Vamos, Arantxa!», y también ante los tribunales, de haber malgastado su dinero. «Mi madre me apoya y está conmigo. Aun habiéndole dado mil patadas, ahí sigue. Me ha demostrado lo que es el amor por los hijos y su incondicional apoyo», confesaba. Su padre, Emilio Sánchez, fallecido en 2016.

En la actualidad la tenista vive de dar clases de tenis en una escuela de Miami varios días a la semana. Allí vive junto a sus dos hijos, Arantxa y Leo, de 14 y 11 años respectivamente. La campeona del tenis ha concedido una entrevista al diario 'El País' en la que confiesa sus dificultades económicas.

A pocos días del juicio que, desde el martes, la sentará en el banquillo de los acusados. La Fiscalía pide cuatro años de cárcel para la tres veces campeona de Roland Garros y para su exmarido, Josep Santacana, por ocultar su patrimonio para evitar el pago de una deuda millonaria. Hace dos años, la ex tenista dio un paso adelante: asumió su responsabilidad, se mostró arrepentida y afirmó haber sido víctima de su exmarido.

Actualmente, Sánchez Vicario debe ingresar la mitad de sus ingresos al Banco de Luxemburgo para ir condonando su deuda, habiendo entregado 1,9 millones de euros hasta el momento. «Saco adelante a mis hijos gracias, también, al dinero que me dejan los amigos. Con eso voy tirando», confesaba. «Estoy haciendo un esfuerzo económico brutal, que seguiré haciendo toda mi vida», apostilla.

La ex número uno del mundo cuenta con resentimiento como parte de su patrimonio ha desaparecido, de lo que acusa a su exmarido: «Ganar lo que gané me costó kilómetros corriendo en la pista, horas de entrenamiento, sacrificio y esfuerzo. Me lo tuve que ganar, nadie me regaló nada. Lo que es mío es mío, y de mis hijos. Eso es lo que más me motiva para recuperarlo», confiesa en la entrevisa.

Desolada reconoce que «es muy injusto. Con lo que he ganado, no poder vivir del tenis es un golpe muy duro que no me esperaba. Mi error, como he dicho otras veces, fue enamorarme. Confié en la persona que tenía al lado, en mi marido, y me la jugó. No voy a tirar la toalla. No lo hice en la pista y no lo haré ahora. Estoy en una etapa dura de mi vida, pero el deporte me ha ayudado a enfrentarme a las adversidades, a ser fuerte y resiliente», responde y confía en que la colaboración con la justicia pueda minimizar la pena que se le imponga.

El juzgado penal número 25 de Barcelona tiene previsto juzgar a la extenista catalana Arantxa Sánchez Vicario, a su exmarido, Josep Santacana, y a cinco personas más por haber vaciado sus cuentas y escondido patrimonio para que no le embargaran por una deuda con Hacienda.

Después de ser condenada a pagar a la Agencia Tributaria, un banco le reclamó el dinero, pero la deportista y su pareja, con la ayuda de varias personas vendieron numerosas propiedades inmobiliarias a empresas suyas ubicadas en el extranjero. La fiscalía pide cuatro años de prisión para la extenista y Santacana.