Un experto alerta del gran error que cometes si dejas que tu hijo se levante tarde los fines de semana

Lo primero que deben saber los progenitores es que, muy a su pesar, «es una situación normal». Así lo apunta a ABC Óscar Sans, coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño y coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, quien explica que «nuestros hijos vienen arrastrando dos meses y medio en los que no había ninguna rutina para ir a dormir y en los que se han ido muy tarde a la cama y se han levantado también muy tarde. Aunque hayan empezado las clases hace unas semanas, el cuerpo no puede pasar de golpe a un horario rígido y, por eso cuesta tanto que se levanten».

Este experto señala que los escolares hasta 10 años de edad necesitan dormir entre 9 y 10 horas por la noche y en el caso de los adolescentes entre 8 y 9 horas diarias para estar a pleno rendimiento durante el día. «Se tienen que ir acostumbrando al nuevo horario poco a poco».

El problema es que muchos padres cometen un error que, sin darse cuenta, perjudica que los hijos tengan una buena rutina. «Como de lunes a viernes los escolares, niños y adolescentes, se levantan muy temprano y se acuestan pronto, lo más habitual es que durante los fines de semana sus padres les dejan dormir hasta muy tarde, algunos ni desayunan por despertarse a una hora cercana a la comida. La mala noticia es que las horas de sueño perdidas entre semana no se recuperan el fin de semana. es más -puntualiza- dormir más provoca un jet lag social. Si entre semana duermen 5 o 6 horas y el fin de semana 12, este cambio hace que el reloj biológico esté muy desajustado de tal manera que cuando llegue el domingo por la noche, aunque nuestro hijo se acueste no va tener sueño y no se va a dormir, con lo que la regulación va a ser muy complicada. Hasta que no vuelve a ser miércoles o jueves, el cuerpo no va a asimilar de nuevo que hay un horario de levantarse y acostarse temprano y, si de nuevo el fin de semana se vuelve a romper el ritmo, es perjudicial».

Es decir, en opinión de este especialista si un escolar se acuesta de lunes a viernes a las 10.00 de la noche, en el fin de semana podrá acostarse a las 12.00 como muy tarde, «y si se levanta para ir al clase a las 7 de la mañana, no debería levantarse los fines de semana más tarde de las 9 o 10 de la mañana. El margen, por tanto es de dos horas, no más, para no alterar nuestro reloj interno. No hay que olvidar que el tiempo de sueño tiene una incidencia en las 24 horas del día, para bien y para mal».

Asegura este experto que si en los niños resulta complicado gestionar que se vayan pronto a la cama, la dificultad más importante se aprecia en los adolescentes porque desde el punto de vista biológico «hay una tendencia a ser 'buho', a dormirse muy tarde, a lo que se suma que están en una edad en la que lo más importante es relacionarse con sus amigos y ahora lo hacen a través de las pantallas, de manera online, que desprenden una luz brillante que envía una señal al cerebro que indica que no es hora de dormir. A todo ello hay que sumarle que son los primeros en ir a clase, por lo que llegan muy cansados y sus concentración y rendimiento académico disminuye considerablemente».

Por otra parte, matiza que muchos escolares hacen tareas deportivas a horas muy tardías por la tarde. «Algunos, sobre todos los adolescentes, llegan a casa casi a la hora de acostarse tras su entrenamiento, pero deben ducharse y cenar primero. Hacer deporte dos horas antes de ir a dormir les activa por lo que les costará conciliar el sueño. Lo ideal es que se den una ducha de agua tibia que pueda ayudar a relajarse y a bajar la temperatura central del cuerpo y, sobre todo, que hayan dejado los deberes ya finalizados para que cenen cuanto antes y se acuesten. Aunque se sientan mayores están en pleno desarrollo cerebral y neurológico y el descanso es imprescindible».