«Los abuelos suelen ser grandes promotores del comer emocional»
Entrevista con el chef Juan Llorca y la nutricionista Melisa Gómez, coautores del libro Leche con Galletas

¿Cómo alimentan los abuelos a nuestros hijos? ¿Hacen las mismas comidas que nos hacían a nosotros cuando éramos pequeños? ¿Qué ha cambiado desde entonces? Esa es, a grandes rasgos, la línea argumental de Leche con galletas, el libro escrito al alimón entre el chef Juan Llorca y la nutricionista Melisa Gómez ... . Los autores pensaron que no había nada en el mercado destinado a este público, cuando multitud de estudios señalan la importancia que tienen los abuelos en la creación de hábitos alimentarios futuros. «En España los abuelos suelen ser una pieza clave para conciliar: colaboran en la recogida de los niños, en las comidas del domingo… La mayoría están bastante involucrados en la crianza de los nietos y, sin embargo, no hay literatura que ahonde en esto. Y cuando los abuelos van en la misma línea que los nuevos padres, es un apoyo enorme, pero nos pasaba un montón que mucha gente nos decía: "está genial que nos ayuden, pero nos cuesta muchísimo coordinar el tema de la alimentación: les llevan bollería, zumos… porque creen que son buenas opciones, aunque realmente las hay mejores"».
Noticias relacionadas
- Solo uno de cada diez padres se encarga de cocinar y comprar alimentos para los hijos
- Una investigadora de Harvard: «Cenar después de las nueve tiene consecuencias muy graves para la salud de los niños»
- «En el desayuno infantil de los niños españoles es una práctica común dejar de lado la ingesta de frutas»
.

¿Ha cambiado tantísimo la alimentación?
Realmente, nuestra generación tiene al alcance de la mano una cantidad de información increíble, tanto en la alimentación, como en el sueño o en la crianza. Los padres de hoy buscan líneas de información alineadas con lo que quieren practicar y les encantaría que sus padres los acompañen también en este proceso.
Por ejemplo, cuando hablamos del azúcar y sabemos que lo mejor es evitarla tanto como sea posible, algunos abuelos de hoy nos comentan «pero si tú probaste el chocolate o el azúcar con 8 meses y estás perfecta, y sí, es cierto que muchos de nosotros crecimos bien de salud a pesar de estas prácticas pero también crecimos con un paladar acostumbrado a sabores más dulces de los que cuesta mucho desengancharse pero que resulta necesario hacerlo para llevar una alimentación saludable.
A veces hay esta reticencia al cambio pero vamos aprendiendo. Lo ideal es encontrar un punto medio. Que respeten nuestro deseo y que si un día les dan a los nietos chocolate con churros, pues no pasa nada. No hay que obsesionarse. Estamos en un punto en el que están pasando ambas cosas: gente que pasa de todo, padres que saben que la alimentación es muy importante y lo hace bien en la medida de las posibilidades, avanzando poquito a poco, y otros que lo miran todo con lupa y si no es orgánico 100 por cien se complica un montón. Debería fluir más.
¿Qué ocurre con los que no están de acuerdo con qu eel abuelo ofrezca al niño un donuts a la salida del cole?
La mayoría de las familias flexibilizan este asunto. Si los niños comen algo fuera de lo recomendable porque se lo ha dado su abuelo a la salida de clase, pues un día es un día. Aunque es verdad que al final estamos viendo que cada vez aumenta más el problema de sobrepeso porque normalmente no es un día… Hemos visto que, en los casos más drásticos donde se ofrecen ultraprocesados a diario, algunas familias terminan por limitar los contactos. Esto no debería ser así.
El vínculo con los abuelos pesa más que una alimentación perfecta. Por eso vamos a intentar que nos acompañen en todo lo que puedan, logrando un punto medio: quizás no sea una alimentación perfecta, pero tampoco súper relajada. Los peques van a ser los más beneficiados.
Se trata de un libro de cocina dirigido a los abuelos. muchos de ellos cuidan a nuestros hijos y son pieza fundamental en la conciliación familiar. ¿Acuden muchos a consulta? ¿son abuelos jóvenes, o son los padres?
En los últimos años he tenido muchas más visitas de abuelas que, por circunstancias, han tenido que cuidar de sus nietos. Vienen a consulta para aprender cómo funcionan las nuevas formas de alimentación complementaria, la técnica de « baby led weaning » (BLW) en lugar del triturado de siempre. Se quedan más tranquilos.
¿Cómo se enfoca ese cambio de alimentación con los abuelos?
Hay que intentar que no sea un reclamo. Tiene que ser un GRACIAS abuelos por ayudarnos tanto. Aquí tenéis unas herramientas para poner en marcha nuevos conceptos de nutrición, que desde que nos criaron a nosotros han cambiado un montón. Por si tienen alguna duda, aquí tienen información, unas recetas… Nuestra intención no es en absoluto que se sientan juzgados, sino que sientan que su papel puede ser muy positivo también.
¿Qué proponen, por ejemplo, para ayudar a los abuelos en la difícil tarea de que sus nietos prueben la verdura o la fruta en sus casas?
La sobre-exposición constante a alimentos sanos. Dejar una mandarina pelada en el plato, por ejemplo, pero no obligar. Ofrecer judías encima de la mesa… Que ellos sepan que las judías y la mandarina están ahí. Que hay disponibilidad, que hay opciones… pero hay que dejarles que regulen su apetito, dentro de una alimentación saludable y considerando que sean niños sanos.
Un truco es introducir la pasta tres veces al día con otro alimento. Que la pasta sea el vehículo para probar cosas diferentes. No significa que vamos a hacer pasta de trigo cinco días a la semana para que toda la dieta sea monótona. Hay que ver cómo llegar a un punto medio entre lo que sabemos que podemos lograr y lo que podemos hacer. Y si hacemos pasta de lentejas un día y no la prueban, no pasa nada, pero no les hacemos otra comida porque no siempre tienen que comer, comen cuando tienen hambre.
Precisamente dicen ustedes en su libro que sigue habiendo abuelos siguen percibiendo que la sobrealimentación es una forma de cuidar y nutrir a los nietos. ¿Cómo podemos cambiar esto?
Esto tiene un peligro, y es que si no les dejamos autorregular su apetito no sabrán nunca cuando están demasiado llenos. Una recomendación es que cada uno se sirva en el plato o pida que le sirvan, si todavía es muy pequeño, lo que le parece. Hay días que al niño le apetecerá comer tres guisantes y más arroz. Hay que permitírselo. Es mejor que se pongan poco y que repitan. Se trata de ir educando en estos hábitos que quieres que tengan después.
Hay frases que nos decían a nosotros como: prueba esto al menos, o acaba el plato que hay niños que no tienen comida, etc… que ahora se sabe que no es recomendable decir.
Es un tema que tenemos súper presente a nivel cultural y es difícil romper esas costumbres, Pero ahora sabemos mucho que antes no sabíamos. Las frases en el momento de la comida deben ser lo más neutras posibles porque cualquier mensaje puede acabar teniendo mucho peso. Es mejor no decir, “si lo pruebas…”, ni siquiera. Tienes que ser lo más neutros posibles.
Ustedes señalan en el libro que hay abuelos que utilizan la comida como demostración de amor. Piensan, “le consiento y le hago más feliz”.
Los abuelos suelen ser grandes promotores del comer emocional y animan a comer más de lo que suele pedir el apetito. Todavía pasa, son cosas que se han quedado del pasado. Creo que ellos tuvieron tantas privaciones, que ven en sus nietos la oportunidad de colmarles de muchas cosas que no recibieron o no pudieron ofrecer a sus hijos en estos momentos.
Hoy hay muchas líneas de alimentación en este momento. ¿Cuáles son vuestros consejos?
Ofrecer una alimentación predominantemente saludable e intentar no hacer jerarquías de alimentos, asignándoles características de «bueno» o «malo» porque a algunos peques el comer algo que se considera «malo» en alguna ocasión podría hacerles sentir mal por lo que evitaríamos referirnos a los alimentos de este modo y practicar el «no ofrecer, no negar».
Nuestra recomendación sería que cuando hacemos la compra o preparamos los menús, utilicemos principalmente alimentos de verdad, frutas, verdura, hortalizas, legumbres… Mientras menos empaquetados, mejor. Y en nuestro contexto actual, también sería bueno cocinar más con los peques, incluso hacer un bizcocho casero de vez en cuando.
Ahora que vienen los dulces y las comidas especiales de Semana Santa, ¿cuáles es la recomendación que le hace a los abuelos?
Se pueden disfrutar de muchos platos típicos como patatas viudas, recetas con bacalao (al pil pil, en buñuelos o croquetas...), potajes, garbanzos con espinacas entre otros, mejor si los acompañamos con agua.
Disfrutar en familia de estas fechas sin olvidar ofrecer fruta en las meriendas y comidas, aprovechando que empieza a hacer buen tiempo y apetece más algo fresquito como unas fresas o una macedonia, lo que no quiere decir que no se puedan compartir unas torrijas caseras (en el libro incluimos una receta por si necesitan ideas) o unos buñuelos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete