TDAH: Estos son los síntomas que pueden indicar que tu hijo tiene este trastorno
Trastorno por Déficit de Atención
Un niño con TDAH sin diagnóstico ni tratamiento al acabar su periodo escolar solo ha utilizado un 50% de su tiempo escolarizado

Hoy en día el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, más conocido por sus siglas TDAH , es uno de los trastornos infantiles más habituales y, en muchos casos, la causa del bajo rendimiento en el colegio, desde donde se da la ... primera voz de alarma de que algo no va bien. Pero, ¿cuáles son las características observables en un menor, más allá de que estamos ante un niño habitualmente etiquetado como «movido» o «vago»? El diagnóstico no es fácil, dado que estamos también ante lo que se conoce como el trastorno invisible, porque tal y como explica Jordi Royo Isach, director académico de Amalgama7, «no hay evidencia física, y los menores que lo padecen tampoco tienen rasgos físicos diferentes al resto, por lo que nadie interpreta sus dificultades como un trastorno sino que, en ocasiones se confunden como signos de mala educación, como desinterés, o se solventa con frases como 'está en las nubes' o 'se distrae con una mosca'…».
Pero, tal y como explica Rafa Guerrero y autor del libro 'Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, entre la patología y la normalidad', el TDAH tiene tres aspectos nucleares o componentes básicos, que serían los siguientes:
-Déficit de Atención: o dificultad para prestar atención a los estímulos relevantes del ambiente e inhibir los estímulos que son irrelevantes en un momento determinado.
-Hiperactividad: o necesidad de estar en continuo movimiento e imposibilidad de controlar dicha conducta hiperactiva
-Impulsividad: el niño con TDAH se puede mostrar muy impulsivo tanto a la hora de pensar (impulsividad cognitiva) como de hacer las cosas (impulsividad conductual).
La realidad es que estos aspectos se hacen más evidentes cuando el niño no tiene necesidad de rendir académicamente. Es en la escuela donde los profesores suelen dar la primera voz de alarma. Pero, lo principal, según Arancha Fernández, psicóloga con 20 años de experiencia en el ámbito de la educación, y responsable del Departamento de Orientación Joyfe en las etapas de Infantil y Primaria, algunas de estas señales pueden ser «dificultad para mantener la atención en las tareas escolares o durante el juego, que le cuesta prestar atención a los detalles y comete errores por descuido en las tareas escolares o en otras actividades, que con frecuencia olvide cosas en actividades diarias, que le cueste seguir instrucciones o finalizar tareas, tiene dificultad para organizarse, evita o no le gustan tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido durante un período prolongado, a menudo pierde objetos necesarios para tareas o actividades de la escuela o, sencillamente, se distrae fácilmente».
Esto hace, continua Royo Isach, que el diagnóstico no llegue hasta que el niño empieza el colegio. «Cuando un niño con TDAH tiene un nivel de inteligencia normal o alta, es posible que en su etapa de primaria no se vea afectado, pues suplen con el intelecto lo que no pueden hacer a través de su propio esfuerzo, sin embargo, el problema surge cuando acceden a estudios más avanzados, como es el caso de la ESO. En la ESO, como el nivel de exigencia de deberes y de esfuerzo continuado que se les pide a los alumnos es mayor, es el momento en el que los estudiantes con TDAH empiezan a tener más dificultades».
En la mayoría de los casos, reconoce este psicólogo, «han sido niños que en esa primera etapa han obtenido buenos resultados como consecuencia de su inteligencia, al llegar a esta etapa más adulta, ya no son capaces de seguir con ese ritmo y en muchas ocasiones, confundiendo de nuevo síntomas propios de la adolescencia, se les tacha de 'vagos', de 'no tener interés por nada', de 'no querer esforzarse'… lo que provoca a su vez, un empeoramiento de su conducta».
Son alumnos que por una parte, añade el director de Amalgama7, «se ven incapaces de hacer tareas sencillas que una persona sin este trastorno puede realizar, lo que provoca una baja autoestima, y el desinterés académico que los lleva en muchas ocasiones a adoptar el rol de malote, antes que conformarse con el papel de tonto de la clase. Este momento es donde suelen empeorar y tener comportamientos disruptivos, aumentando el riesgo de frecuentar amistades conflictivas, y de consumir sustancias tóxicas». De ahí, concluye este experto, «la importancia vital de un buen diagnóstico y tratamiento a tiempo».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete