Los amores de Eugenia Martínez de Irujo

No sería la primera cara conocida que cae «rendida» a los pies de la aristócrata , que tiene un historial de amores que van desde toreros hasta personalidades de televisión.

Empezó a protagonizar columnas del «corazón» tras cumplir los 18 años y ser presentada en sociedad con la «la puesta de largo» en las Dueñas. En 1988, cuando tenía solo 20 años, inició una relación amorosa con Luis González Conde , con quien estuvo cerca de dos años y quien fuera descrito en la edición del dos de julio de 1990 de ABC como «un chico guapo y muy agradable que habla con un acento que hace inconfundible su origen sevillano».

Poco después de su ruptura, la duquesa de Montoro fue relacionada con el torero Luis Aparicio y fotografiada con Sergio Baigorri , que en esa fecha era un estudiantes de empresariales, según recuerdan desde la revista «Lecturas».

En 1993, empezó una relación sentimental con uno de los hombres más significativos de su vida, y con quien llegaría contraer matrimonio, el torero Francisco Rivera Ordóñez , cinco años menor que ella. El romance acabó dos años después y en 1995, la duquesa de Montoro empezaba otra relación con otro torero, Miguel Báez «El Litri» , amigo desde hace muchos años atrás. Esa relación tampoco prosperó y la pareja se separó después de un año junta.

En 1997, la duquesa de Montoro, volvió a ser protagonista de las revistas del «corazón» con un viejo amor, Francisco Rivera Ordóñez, mejor conocido como Fran Rivera. Poco después de retomar la relación deciden contraer matrimonio , y solicitan permiso a la duquesa de Alba. En verano del siguiente año, la pareja le pide permiso al Rey Juan Carlos I para celebrar el enlace, un costumbre entre las personas de alcurnia.

En octubre de 1998 Eugenia Martínez de Irujo se casa con el diestro en la Catedral de Sevilla. Traje de novia Ungaro, la tiara que usó su madre, y un banquete para unos 1.400 invitados. La relevancia de los novios -ella, aristócrata, y él, torero con linaje- convirtió el enlace en el acontecimiento del año.

Un año después, nacía su única hija, Cayetana, y el matrimonio empezaba a derrumbarse. En 2001 su separación era la comidilla del mundo del «cotilleo». Ella vivía en el palacios de Dueñas y él en La Pizana. Engañaron a muchos con un viaje en familiar a Grecia en el que lucían muy felices pero poco después ella anunciaba la separación oficial.

Se divorciaron en 2002, un proceso muy mediátco , pero ambas partes decidieron conservar la amistad, algo que se mantuvo durante más de ocho años hasta que lucharon en los tribunales por la custodia de su hija en 2012. En esos días ninguno dudó en sacar los trapos sucios de la relación al sol.

En 2004, cuando ya se había separado del hijo de Paqurri y Carmen Ordóñez, se le relacionó sentimentalmente con Nicolás Vallejo-Nágera, quien luego se casaría con la cantante mexicana Paulina Rubio, relatan desde «Lecturas».

En 2005 inició otro romance, esta vez con Gonzalo Miró , hijo de la directora Pilar Miró, y 12 años menor que ella. La pareja rompió momentáneamente dos años después, y se reconciliaron después hasta que en 2009, se separaron definitivamente.

Desde entonces no se le ha conocido pareja estable a ella , pero ha sido relacionada con otras figuras con los años, por ejemplo con Enrique López, Ignacio Ventosa Albert en 2011 y en 2015 con Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell y marqués de Murrieta. Se les vio juntos en el Madrid Open de tenis.

Ahora, saltan las alarmas sobre una relación con un soltero de oro, renuente al matrimonio, y con un largo historial de amores, José Coronado,